miércoles, 3 de abril de 2013

Semanario Comuniòn #789, 31 de marzo de 2013

CQ 789, PDF

¡Resucitó!A finales del siglo XIX, el filósofo Friedrich Nietzsche, símbolo del ateísmo moderno, anunciaba la «muerte de Dios». Se refería con ello al fin de la creencia en un ser superior; Dios como una idea condenada a la extinción.

Ante esto, podríamos decir, objetivamente, que el problema del ser humano, lo que le quita el sueño, no es que Dios exista o no exista, como concepto más o menos abstracto. El problema del hombre, de todos los tiempos, creyente o no, consiste en la lucha constante entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal, entre la felicidad o el absurdo de la existencia.

Por eso, lo que celebramos los cristianos no sólo sigue vigente. Es, ni más ni menos, el acontecimiento más importante de la historia de la humanidad.

Celebramos que Dios no es un ser estático, una idea, sino que ha entrado en la historia humana para darle sentido. Cristo es la respuesta de Dios a nuestro miedo de que apostar por el bien sea un auténtico desperdicio de nuestra existencia. Al hablar de la PASCUA no nos referimos a un concepto, sino a la batalla definitiva entre la vida y la muerte, que Cristo ha luchado por nosotros, y ha ganado.

Es verdad que en Cristo crucificado descubrimos el rostro del dolor, de la injusticia, del peso que conlleva amar a Dios y al prójimo en un mundo que insiste, muchas veces, en hacer lo contrario. Esto nos lleva, ciertamente a preguntarnos: ¿tiene sentido?

Es, precisamente, la respuesta que Cristo nos da con su resurrección. ¡LA VIDA Y LA HISTORIA HUMANA TIENEN SENTIDO! Tiene sentido consagrar la propia existencia a la búsqueda del bien, apostando siempre por la gracia, por la vida... «amar hasta que duela», como decía Teresa de Calcuta.

CRISTO RESUCITÓ, y nos enseñó a decirle al mundo y a la muerte que «el que ríe al último, ríe mejor».

Por eso, los apóstoles, que un día se paralizaron de terror ante la cruz, tiempo después murieron proclamando valientemente una buena noticia, una experiencia que ya nadie les quitaba: ¡RESUCITÓ!
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Tomó posesión como Arzobispo de León
Ante unas 10 mil personas reunidas en el Poliforum de León, monseñor Alfonso Cortés Contreras, tomó el 20 de marzo posesión como Arzobispo de la Arquidiócesis de León. La Arquidiócesis de León, comprende las Diócesis de Querétaro, Celaya e Irapuato. Su sede está ubicada en lo que antes fue la Diócesis de León. El 10 de julio de 2009 recibió el nombramiento como obispo de la Diócesis de Cuernavaca y en diciembre pasado, el Papa Benedicto XVI lo designó como II arzobispo de León.

Monseñor Alfonso Cortés arribó a las 10:00 horas al Aeropuerto Internacional de Guanajuato, acompañado del nuncio apostólico, Christophe Pierre, fue recibido por monseñor José Guadalupe Martín Rábago, arzobispo emérito de León, y por el gobernador del estado, Miguel Márquez Márquez.
Posteriormente fue trasladado al Poliforum, sobre el bulevar López Mateos, donde cientos de personas lo saludaron al paso. Al llegar al Poliforum, fue recibido por cientos de personas con un caluroso aplauso, entre ellos feligreses de Cuernavaca, Morelos, y de Monterrey, Nuevo León, quienes viajaron para estar con el arzobispo.
En la celebración religiosa participaran el nuncio apostólico Christophe Pierre, el presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano, Carlos Aguiar Retes; el arzobispo Emérito, José Guadalupe Martín Rábago; así como 30 obispos de varias diócesis, 500 sacerdotes, además de líderes de congregaciones religiosas y políticos. El Arzobispo Emérito de León, Mons. José Guadalupe Martín Rábago le dio la bienvenida al recién llegado Arzobispo de León Alfonso Cortés Contreras. El prelado mostró a los miles de fieles congregados su nombramiento como II Arzobispo de León. El Arzobispo de León, Alfonso Cortés Contreras, realizó el juramento de fidelidad que presentan los obispos a la iglesia católica y a la Santa Sede posteriormente renovó las promesas episcopales. El Nuncio Apostólico en México, Christophe Pierre le dio posesión de la cátedra y le entrego el báculo y la mitra, así como le expresó una felicitación por su nueva encomienda misionera. Después el presbiterio renuevó promesas de obediencia al Arzobispo de León.
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Signos Vitales
P. Gabino Tepetate Hernández gabino_th@hotmail.com

Felices pascuas de resurrección

El crucificado, Jesùs de Nazaret ha RESUCITADO. Un acontecimiento que rebaza la lógica humana y que impactó a sus seguidores e invadió sus corazones de esperanza y más allá de ellos, a todos los que sufren y mueren crucificados y que tienen como única salvación su fe inquebrantable en el amor y la misericordia Dios, que renueva y revitaliza su obra creadora y llama a comprometerse a ser artífices de una vida digna, solidaria en el bienestar y desarrollo humano y trascendente de acuerdo a nuestro origen y destino final de poder llegar a participar de una vida plena de resucitados. Mensaje central de la fe de la Iglesia.

La resurrección de Jesùs transforma vida y realidades cuando es asumida con una actitud de fe profunda y con una apertura fiel y humilde a sus enseñanzas y ejemplos que tienen la capacidad de convertir corazones, relaciones interpersonales y sociales para configurar un ambiente y un mundo diferente. La resurrección de Jesùs es una experiencia de fe de la Iglesia, de los cristianos, no algo meramente subjetivo, sino la experiencia de una realidad nueva, que no se reduce a discursos, sino a encuentros vitales con la persona del crucificado, que está vivo, presente, cercano y dialogante.
La resurrección de Jesùs que celebramos en este tiempo pascual de acuerdo al tiempo litúrgico de la Iglesia es una llamada permanente a dejar el letargo de nuestra fe e involucrarnos libre, consciente y esperanzadora en la dinámica del crucificado que ha resucitado y vive para siempre.

El acontecimiento pascual, es lo que hay que creer con el corazón y proclamar con la boca, experiencia de fe que da sentido autentico a nuestra vida cristiana. Jesùs vive, ha resucitado, es creer en la vida ante situaciones de muerte y de pecado.
Renovar nuestra fe en Jesùs resucitado es también resucitar como iglesia, nuestra iglesia tiene que ser una iglesia resucitada, es decir, siempre revitalizándose por la asistencia y poder del Espíritu Santo para ser signo e instrumento cada vez más trasparente de la presencia y acción de Dios en el mundo.
«Ustedes no teman: sé que buscan a Jesùs, el crucificado. No está aquí, ha resucitado como lo había dicho. Vengan a ver el sitio donde lo habían puesto. Vayan enseguida a decir a sus discípulos: ha resucitado de entre los muertos y va camino de Galilea; allí lo verán. Eso es todo.» (Mt. 28, 5-7)
En este pasaje nos describe que se trata del mismo que fue crucificado quién ha resucitado y no resucitó tras una muerte aparente, sino de alguien que verdaderamente murió y estuvo tres días en el sepulcro, por lo tanto no tiene que haber duda, se trata de un hecho real en el que según la mentalidad, se menciona que a los tres días resucitó, significa el día decisivo, el día crítico en el que concluye definitivamente algo o comienza algo absolutamente nuevo. Abandonar toda esperanza o si se está ante un cambio decisivo, de algo nuevo. Al tercer día la búsqueda que hace encaminarse, como lo hacen las mujeres en el relato de Mateo que van al sepulcro, se encuentran con algo nuevo, el feliz desenlace: buscan a Jesùs el crucificado, no está aquí ha resucitado.
Esta debe ser la búsqueda humilde y valiente de salir al encuentro, de lo que se torna decisivo para nuestra vida, JESUCRISTO VIVO Y RESUCITADO, nuestra esperanza de vida ante las amenazas constantes del pecado y de la muerte. Felices pascuas de resurrección.

Que Dios los bendiga.
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Comunicado sobre Curso de Mapa Digital

A todos los Señores Decanos les comunico los datos del Curso Mapa Digital que organiza el Departamento de Estadísticas y Límites Territoriales de la Diócesis, este curso tiene carácter obligatorio y tendrá lugar en la Biblioteca Estatal, local de INEGI con el fin de aprender su uso y sea un instrumento de ayuda en la pastoral de las parroquias.

1. LUGAR: Biblioteca Estatal, local de INEGI. Avenida Constituyentes esquina con Pasteur, enfrente de la Alameda Hidalgo.
2. FECHA: 16 y 17 de abril del 2013. (dos días, martes y miércoles).
3. HORA: de las 10:00 a.m., a las 2:00 p.m., cada día.
4. CUPO: 30 sacerdotes: 24 procedentes de los decanatos, dos sacerdotes de cada decanato y otros 6 sacerdotes que pudieran asistir.
5. EXPOSITOR: Ing. Mario González.
6. MATERIAL QUE SE DEBE LLEVAR: Solamente cuaderno para tomar notas y una memoria digital, tendremos a nuestra disposición 30 computadoras, no tenemos qué llevar laptops.


EL CURSO ESTÁ PLENAMENTE CONFIRMADO POR PARTE DE INEGI.


Agradezco su atención y espero la asistencia de los sacerdotes que representarán a los decanatos.

En la sede de Santiago de Querétaro, a 6 de marzo del 2013.

† Faustino Armendáriz Jiménez
Obispo de Querétaro
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Reorganización nacional, paz y libertad relativa (1936-1962)
El Seminario en el Ex-convento de San Antonio y en el Ex-convento de Teresitas
A mediados de marzo de 1936, se juzgó prudente que regresaran a Querétaro los seminaristas. La situación pública en el Estado de Querétaro había mejorado notablemente. Los seminaristas de teología ocuparon la casa de la Srita. Dolores Urquiza; los de Filosofía en el anexo del Templo Parroquial de San Sebastián y los de Latín en la casa No. 17 de la calle de Próspero C. Vega. Para el curso 1936-1937 el colegio mayor del Seminario ocupó la casa anexa del Templo de San Antonio y el menor la de Prospero C. Vega 17, en el anexo del Templo de San Antonio, se celebró en 1940 el 75 Aniversario de la fundación del Seminario. Se aprovecho el ambiente de paz y relativa libertad para procurar levantar el nivel del Seminario en todos los órdenes; en la disciplina, en lo escolar y en lo espiritual, se fomento la devoción a la Sagrada Eucaristía con los medios aprobados en los Congresos Eucarísticos celebrados en el Seminario. También se fomento la devoción a la Santísima Virgen María, fomentada por la Congregación mariana. El 20 de abril de 1947 se celebró por primera vez el día del Seminario

En una de las sesiones del Congreso Eucarístico-vocacional celebrado en los últimos días del mes de diciembre de 1946 se propuso al Excmo. señor Obispo Diocesano se dignara emprender la construcción de un edificio propio para el Seminario. La proposición fue acogida con nutridos aplausos. Es que ni la casa que ocupaba el Mayor ni mucho menos la del menor satisfacían a su destino: eran estrechas para el alumnado, que iba en aumento, y no resultaban funcionales ni en cuanto higiene, ni en cuanto a la pedagogía.

El Excmo. señor Tinajero, que tantas pruebas había dado de solicitud por su Seminario y conocía como ninguno esa necesidad, resolvió remediarla y trató de emprender la construcción de un nuevo edificio. Comenzó por formar un Comité encargado de la construcción, el cual quedó integrado por los M. II. Sres. Cangos. D. Alberto Luque y D. Manuel Arévalo, los II. Sres. Mansionarios D. Luis Hernández y D. Ezequiel de la Isla, y los Sres. Pbros. D. Cesáreo Munguía e Ingeniero. D. Ramón Martínez. Celebró este Comité, presidido por el Excmo. Prelado, diez y ocho sesiones durante el año 1949, y tres en el siguiente. Se llegó a acuerdos muy concretos, todos los cuales se fueron realizando, hasta llegar al de adquirir el terreno para la construcción y confiar al Arquitecto D. Manuel Chacón la elaboración del proyecto y planes del nuevo edificio.

Una vez elaborados, se presentaron al Comité, el cual los aprobó con algunas modificaciones, hechas las cuales, se acordó proceder a la colocación de la primera piedra, lo cual, por voluntad expresa del Excmo. Sr. Tinajero, se haría el 24 de junio, festividad del Sacratísimo Corazón de Jesús.

Ese día, a la una de la tarde, el solar llamado de San Javier, terreno muy extenso, escogido para la construcción, se reunió el excmo. Sr. Obispo Diocesano, Dr. D. Marciano Tinajero, el M. I. Cabildo Catedral, los párrocos de la ciudad, representantes de las órdenes y congregaciones religiosas residentes en la ciudad, los Profesores del Seminario, algunos sacerdotes más, los seminaristas y varios seglares. El Arquitecto D. Manuel Chacón explicó a los asistentes cómo sería el nuevo edificio, valiéndose para ello de una acuarela pequeña, en la que se veía pintado. Revestidos de los ornamentos pontificales, el Rvmo. Prelado bendijo y colocó la piedra inicial del nuevo edificio; para la colocación de ella se valió de la cuchara de plata usada en la colocación de la primera piedra de la Catedral que se intentó construir en esta ciudad. En la piedra se colocaron el acta respectiva firmada por varios de los presentes y unas monedas de circulación actual, junto con una lista de los obsequios espirituales que los seminaristas habían ofrecido por el feliz coronamiento de la obra.

Cuando se fueron presionando los presupuestos para la construcción del nuevo edificio se comenzó a ver lo difícil y lo tardado que sería conseguir la fuerte suma de dinero que constaría un edificio para el Seminario; por lo que ya en la junta del Comité celebrada el 31 de agosto el Excmo. Sr. Obispo manifestó tener noticia de que era posible la adquisición del Exconvento de las Carmelitas, anexo al Templo del Santo Nombre, lo que vendría a solucionar el problema de contar con un edificio que por lo pronto podía ser suficiente para satisfacer las necesidades del Seminario. El Rvmo. Prelado conservaba para esa casa un mal disimulado cariño: en ella había pasado días felices como estudiante y conservaba de ella muy gratos recuerdos.

Gracias a la intervención de D. Joaquín Acevedo, exalumno del Seminario y persona muy influyente, y más todavía, a la del Excmo. Sr. Arzobispo de Puebla, D. Ignacio Márquez, fue posible conseguir la venta del edificio, que compró una persona de la clase acomodada de nuestra sociedad, para arreglarlo para Seminario. Pronto comenzaron los trabajos de reparación y adaptación. El 16 de mayo de 1950, pudieron trasladarse los alumnos. Y el 25 los bendijo solemnemente el Excmo. Sr. Obispo D. Marciano Tinajero y Estrada. Para el curso 1958-1959, los niños de la Escuela Apostólica quedaron divididos en dos grupos, los de 5° y 6° fueron a ocupar la que hasta entonces había sido casa cural, en el pueblo de Pedro Escobedo. Para el curso 1962- 1963, los de 3° y 4° se trasladaron también a este lugar.

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