martes, 2 de marzo de 2010

Comuniòn Querètaro, 7 de Marzo de 2010 Nº 629

«Que en Cristo nuestra paz, México tenga vida digna”
Es el nombre de la exhortación pastoral del episcopado mexicano publicada el 15 de febrero de 2010. Trata sobre la misión de la Iglesia en la construcción de la paz, para la vida digna del pueblo de México.
A la venta en la Librería de la Curia Diocesana
Reforma 48, Centro Histórico, Santiago de Querétaro
www.caritas.tv/nuestrapaz/
______________________________________________
“Día de la Familia”
Domingo 7 de Marzo de 2010
Desde 2005, el primer domingo de marzo en México celebramos el “Día de la Familia”
Esta conmemoración surge a partir de la firma del “Compromiso de Fomento a la Unidad de la Familia” entre la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión y el Consejo de la Comunicación.
El “Día de la Familia” es nuestro esfuerzo por tratar de transmitir los valores representativos del núcleo más importante de nuestra sociedad: la familia; involucrando al mayor número de actores posibles (gobierno, escuelas, universidades, sindicatos, cámaras, medios de comuicación, OSCs, grupos religiosos, empresas, instituciones, padres de familia, bloggers, podcasters, emprendedores, etc.) en la celebración de este día que nos ayuden a resaltar la trascendencia social de la familia y edificar una cultura favorable a ella, a través de la educación.
La celebración del Día de la Familia es una oportunidad en todo el mundo, para que las familias demuestren su solidaridad y reflexionen sobre cómo mejorar la relación entre todos sus miembros.
____________________________________________________
Rescatemos una Devoción de siglos en la Iglesia Católica
El Altar de Dolores
Con la ayuda de las crónicas, se aborda una Devocion muy extendida en México durante los siglos XVII, XVIII y XIX: los altares dedicados a la Virgen de los Dolores –Patrona de Nuestra Diócesis, Patrona de los hogares, confidente de las aflicciones domésticas y defensora de la honra familiar–, que se realizaban los Viernes de Pasión o “El viernes de Dolores”, o sea el viernes que precede al Domingo de Ramos, (este año el 26 de marzo) en los Templos y en las casas.
«Pon con tu familia un Altar en tu casa»
_______________________________________________
El Altar de Dolores
La celebración de la Iglesia de los siete dolores de la Virgen, empezó a realizarse dentro de los templos; así fue en México durante el siglo XVI y parte del XVII, pero cuando salieron a las casas a formar una tradición estrictamente familiar, los altares se levantaban muchas veces en piezas interiores, pues la celebración era privada. Después salieron a calles plazas y se convirtieron prácticamente en espectáculos. “Sobre una mesa grande, o de regular tamaño, se colocaban tres o cuatro gradas forradas de papel de china morado y luego, cubiertas de manteles deshilados o calados o bien manteles de papel de china picado.”

“Encima se distribuían los ramilletes, capelos y candeleros con gruesos cirios adornados por preciosas filigranas de cera escamada. Se colocaban muy a la manera de México, frascos con aguas de colores, teñidas con anilinas o con tinta de colores; los frascos eran especiales. Tenían que ser superpuestos e iban de mayor a menor. También se colocaban hileras de naranjas agrias, sólo interrumpidas por frascos y botellas con aguas de colores”.

Detrás de las aguas de colores y con la finalidad de lograr reflejos, según el gusto de la familia, se colocaban esferas de cristal azogado en diversos colores, alternadas éstas, con naranjas agrias.

Aguas frescas o lágrimas de la Virgen.
En el zaguán, sobre una mesa, colocaban grandes ollas de barro llenas de agua fresca y algunas botellas de licor para obsequiar a las personas que entraban a la casa a ver “el incendio” de Dolores.
Las visitas preguntaban:
-¿Ya lloró la Virgen?
Los caseros respondían:
-¡De limón con chía, de tamarindo y de jamaica!
Y los jarros e repartían generosamente.

La noche del Viernes de Dolores era una noche de paseo, recorrer la ciudad, noches de luces, de “incendios” múltiples. Gente de a pie, en burro o a caballo, se detenían en la casa donde había un Altar de Dolores y pedían su jarro de “lágrimas”. Algunos adultos, pedían su “torito”, es decir, una agua turbada con licor o tequila.

Al toque de oración por las campanas de la Catedral, se procedía a encender las velas y lámparas. Se rezaba el rosario y se cantaba acompañándose del piano o de una guitarra, alguna composición dedicada a la Virgen.

Simbolismo.
La iglesia asoció desde la Edad Media, los Dolores de la Virgen a la pasión de Jesucristo. El sínodo de Colonia, Alemania, en 1413, le dedicó el sexto viernes de cuaresma para conmemorar esos dolores.

Aguas frescas.
Por otra parte, la señora de la casa preparaba aguas frescas de diferentes sabores como: horchata, chía, limón, tamarindo, jamaica, timbiriche, semilla de melón y se ofrecía a los familiares y amigos o simplemente devotos que caminaban de casa en casa admirando los famosos ALTARES DE DOLORES.
A estas aguas frescas, el ingenio popular les dio el nombre de “Lagrimas de la Virgen” en recuerdo de las que ella derramó durante la semana de Pasión. Las lágrimas que para algunos son amargas y para otros simplemente saladas, no pueden ser desagradables tratándose de las de la Madre de Cristo. El agua es vida, es símbolo de la vida de Dios. El agua de limón es ácida como el dolor. El agua de jamaica es roja como la sangre y ligeramente saladita.

Altar.
Se hace un altar y se coloca una imagen Dolorosa, sufrida, atravesada por los dolores, simbolizados por dagas o espadas.

Cebada.
La cebada se pone a germinar dos semanas antes del Viernes de Dolores. Una parte se pone en el sol para que adquiera su color verde. Otra, se pone en la oscuridad, para que tome un color blanco amarillenta y su tallo sea delicado y quebradizo como el corazón de la Virgen María. La cebada está asociada a la eucaristía. Recuérdese la multiplicación de los cinco panes de cebada y los dos peces.
Chía.
La chía es una semilla de origen prehispánico, la cual al ponerse en agua, suelta una babosidad. Se acostumbraba sembrar chía en olotes o pedazos de tronco y ya cubiertos de verdor, se colocaban en el Altar de Dolores.

Flores.
Se acostumbra poner vasijas con claveles blanco o rojo. El blanco significa la pureza y el rojo la tragedia. También se pone una flor llamada “perrito”, salpicadas de morado, blanco y amarillo. También, se ponen “Leticias”, flores blancas y moradas muy propias para ser asociadas a la Virgen María.

Manzanilla.
La manzanilla es una planta pequeña, medicinal y aromática que da una florecita blanca. En los altares se colocan como una alfombra hecha de manzanilla ya que su aroma es fuerte. Los judíos asociaban lo verde y lo amargo, al largo cautiverio padecido en Egipto.

Naranjas.
De preferencia agrias. Su aroma agrio, nos hace recordar el dolor de la Virgen. Sobre las naranjas se clavan banderitas de papel color oro, para que llenen el altar con sus brillos. El oro y la plata siempre han tenido connotaciones religiosas. El oro simboliza pureza e incorruptibilidad. Por eso el oro volador, tiembla sobre las naranjas.

Papel.
El papel usado en los altares es de color morado y blanco. El morado significa dolor y el blanco pureza. Anteriormente, durante la cuaresma, se cubrían las imágenes del interior de los templos con lienzos morados. El papel picado es de uso antiguo. Se coloca sobre el Altar, hilos de papel de china morados y blancos, “picados” a mano, con una gran labor artística y que acentúa el aspecto espectacular del Altar de Dolores.

Velas.
Se colocaban simétricamente, doce velas. Después cuando se volvieron más espectáculo que tradición, se le colocaron a placer y de puede observar un derroche de luces y brillos que hizo que recibieran el nombre de “incendios”. A raíz de esto, se estableció que sólo se colocaran seis velas de cera escamada.

La costumbre del ALTAR DE DOLORES, por otra parte, era una oportunidad para que amigos y extraños convivieran amistosamente, pues a todos se les recibía con el mismo agrado.

La familia entera solía rezar el Rosario a una hora determinada y a ese homenaje piadoso se unían los visitantes.

Libro: Los tradicionales altares de Dolores en Guadalajara
Prof.. Ramón Mata Torres
Miembro del Consejo de la Crónica y la Historia de Guadalajara.
__________________________________________________
Primera piedra de la Biblioteca y Complejo Académico: «Sedes Sapientiae»
Albergará más de 40 mil libros de diferentes disciplinas. La biblioteca contará con salones, auditorio, sala de internet, sala audiovisual, reparación de libros, fotocopiado y jardines en la parte posterior del Seminario.

Al cumplir su 145 aniversario, el Seminario Conciliar de Querétaro, nuestro señor Obispo D. Mario De Gasperín coloco la primera piedra de La Biblioteca y Complejo Académico: Sedes Sapientiae

«Sedes Sapientiae», mostrará abiertamente la riqueza bibliográfica de la Diócesis para que la población pueda conocerla. Esta biblioteca albergará más de 40 mil libros de historia, derecho canónico, música, liturgia, moral, filosofía, teología, literatura general enciclopedias y distintas colecciones reunidas en los 145 años de existencia del Seminario.

El padre Carlos Hernández señaló que al menos 12 mil de los 40 mil volúmenes ya están listos y catalogados para mostrarse, entre ellos destaca un libro sobre derecho del año 1553. El Padre rector del Seminario Pbro. Lic. Martín Lara Becerril, explicó que se trata El de rescatar el legado que nos han dejado los mayores y enriquecerlo con diversas formas de pensamiento, crear una conciencia de investigación, de lectura que recupere y valore la historia y pensamiento y las diversas formas culturales»

El presidente del patronato que recaudará los fondos, Armando Rivera Castillejos, manifestó que la participación en el proyecto es por el impacto social que tendrá una biblioteca de esta naturaleza para el estado. En tanto, el diputado federal Alfredo Lugo Oñate indicó que se trata de conservar el tesoro cultural que recopila gran parte de la historia de Querétaro y de todo el país, porque se trata de una reunión de pensamiento de varios siglos.
_________________________________________________
Pablo Gómez exige reconocer derechos de Iglesia
Pablo Gómez, senador del Partido de la Revolución Democrática, subió a la tribuna de la Cámara alta a defender los derechos de la Iglesia católica.

En una iniciativa, pidió «eliminar totalmente» el inciso E del Artículo 130 de la Constitución, que a la letra dice «los ministros no podrán asociarse con fines políticos ni realizar proselitismo a favor o en contra de candidato, partido o asociación política alguna. Tampoco podrán en reunión pública, en actos del culto o de propaganda religiosa, ni en publicaciones de carácter religioso, oponerse a las leyes del país o a sus instituciones, ni agraviar, de cualquier forma, los símbolos patrios».

Los sacerdotes que «se la jueguen» y entonces en condiciones de libertad se debatan sus posturas. «El estado laico no contiene la prohibición para el ejercicio de derechos de ninguna clase de individuos y ciudadanos, la libertad de expresión es un derecho humano que no debe serle arrebatado absolutamente a nadie», dijo Gómez.

El perredista consideró que la jerarquía católica ya «pagó la factura» que le cobró el Constituyente de 1917: «esa factura no tenemos por qué mantenerla hoy».

La iniciativa fue suscrita por varios senadores de Acción Nacional para «que sea una iniciativa comitiva, lo cual adelanta mucho la discusión en comisiones y su aprobación», dijo el senador. Se turnó a la Comisión de Puntos Constitucionales y Estudios Legislativos.
«Yo creo que los servidores públicos que administran los programas sociales tienen mucha más capacidad de coaccionar el voto que los sacerdotes y nadie a propuesto que les quitemos derechos políticos», argumentó Gómez.
_________________________________________________
El papel de la Iglesia en la Educación (1)
Evengelizadores - Agustinos
La educación prehispánica

La educación en la familia, el trabajo, la religión y la guerra, de acuerdo con algunas evidencias, tuvo características comunes en las culturas mesoamericanas. Tal es el caso de los templos-escuelas, instituciones encargadas de transmitir a los niños y jóvenes, bajo una rígida disciplina, conocimientos religiosos y militares.

En el Valle de México, a partir del predominio mexica, los gobernantes dispusieron que cada calpulli tuviera templos-escuelas, denominados calmécac para los hijos de la nobleza y telpochcalli para los plebeyos. Ahí se preparaban los varones para la guerra. Los jóvenes trabajaban en el servicio eclesiástico para el dios tutelar, participaban en trabajos colectivos y, como cada calpulli tenía alguna especialidad profesional, posiblemente aprendían oficios. Según su desempeño, los jóvenes podían ascender en la jerarquía social del estrato al que pertencieran, noble o plebeyo. Los nobles que permanecían indefinidamente en ellos adoptaban funciones sacerdotales

Los hijos pequeños de los nobles eran cuidados y vigilados en su conducta por servidores, mientras que los niños del pueblo aprendían y heredaban el oficio de sus padres y les ayudaban en las actividades cotidianas. Las niñas aprendían las tareas de la madre, generalmente relacionadas con el trabajo del hogar o el comercio.

Evangelización

En la Colonia se distinguen diversos tipos de enseñanza: la evangelizadora, el adiestramiento en artes y oficios, la femenina, la formación de religiosos y la universitaria. Las actividades educativas fueron asumidas por diversas órdenes religiosas. A partir de la segunda mitad del siglo XVI, los jesuitas llegarían a ejercer una gran influencia intelectual en la sociedad novohispana.

En la Nueva España, la educación escolar fue una empresa de poca magnitud pero de gran importancia para la consolidación ideológica y religiosa del dominio español. La Conquista, en este sentido, no fue sólo producto de la supremacía técnica y militar sino también un proceso de implantación, sustitución, eliminación y/o combinación de ciertas concepciones y categorías mentales y de nuevos esquemas y formas de vida. No obstante, la inicial preocupación por la evangelización y la formación intelectual de los indios fue desplazada por la atención casi exclusiva hacia los criollos. La educación para los indígenas fue perdiendo importancia y se les excluyó de los niveles educativos superiores

Durante las primeras décadas de la Conquista, los franciscanos ofrecieron educación en internados conventuales a los hijos de señores y principales mexicas, con el doble objetivo de enseñarles la lectura y la escritura del español y evangelizar a los indígenas. Esos jóvenes mexicas participaron eficazmente en la labor catequizadora. Los internados adoptaron elementos de los templos-escuelas que guardaban semejanzas con la educación conventual, como el rigor de la vida de los internos, la retórica ceremonial y la formación moral. A fines del siglo XVI ya existía una peculiar forma de educación religiosa, destinada a los vasallos: la educación en el atrio de las iglesias, en donde se congregaba a los conversos para enseñarles la doctrina cristiana.

El fracaso de la enseñanza del catecismo por mímica o a través de intérpretes, llevó a los religiosos a estudiar lenguas indígenas y adoctrinar a la población en sus lenguas, iniciativa que tiempo después volvería a ser retomada por maestros y misioneros que nuevamente intentaron atraer a los indios.

Las medidas para la educación inicial adoptadas por el estado español poco se cumplieron y no fueron determinantes. Tal fue el caso de las disposiciones de Fernando el Católico y de Carlos I que obligaban a los beneficiados por la encomienda a educar a los indios encomendados. Algo semejante ocurrió con las Ordenanzas de los Maestros en el Nobilísimo Arte de Enseñar a Leer, Escribir y Contar, que no fueron observadas por los instructores.

Las instituciones de educación femenina fueron escasas y crecieron poco durante la Colonia. La mayoría de las niñas y jóvenes no tenía otra escuela que la catequesis dominical en parroquias y conventos y las enseñanzas de su madre y de mujeres mayores del hogar. Pocas niñas asistían a las escuelas que daban instrucción cristiana, lectura y, a veces, escritura y aritmética elemental. Algunos colegios internaban a niñas huérfanas o necesitadas y los conventos recibían jóvenes de cualquier grupo étnico. Los conventos ofrecían una educación más completa, en especial a las que más tarde profesarían en ellos. Los internados aristocráticos exigían que las alumnas fuesen españolas o descendientes de españoles.

Desde el Siglo XVI los padres agustinos habían establecido varias misiones en la Sierra, LOS AGUSTINOS DE LA PROVINCIA DE MÉXICO, recibieron de los FRANCISCANOS DEL SANTO EVANGELIO la vértice oriental de la Sierra Gorda a partir de 1570. Fue el pueblo de Jalpan, donde se establecieron los misioneros agustinos. Dos años más tarde, los frailes FRANCISCO DE PERALTA, AMBROSIO DE MONTESINOS Y ALONSO DE LA FUENTE, juntamente con varios indígenas cristianos, perdieron la vida a manos de los jonaces en el ataque a Jalpan; en el que incendiaron la Iglesia y el convento. Los edificios incendiados eran de adobe y tejas de tejamanil. Los agustinos, no se intimidaron con los frecuentes asaltos chichimecas, sino más bien estimulados con el martirio de sus hermanos, y ayudados económicamente del encomendero Luis de Carbajal, se dice que levantaron una Iglesia y un monasterio de cal y canto, con la amplitud y solidez de su estilo arquitectónico, los agustinos hicieron lo mismo en Concá, la Barranco y, probablemente, en Ahuacatlán.

Su labor evangelizadora se caracterizó por la entrega de sus misioneros y por la aplicación de una metodología menos compulsiva. Respetaron la cultura e idiosincrasia de los jonaces y pames; los acostumbraron a sembrar maíz, fríjol, calabaza, así como criar gallinas, ganado menor y equinos. Los agustinos se encuentran entre los primeros instructores de una teoría y práctica elemental para una agricultura y ganadería de autoconsumo. Durante 173 años administraron la doctrina en esta región, con gran celo apostólico. No se concibe la idea de fracasando en su empresa, tonto los RELIGIOSOS FRANCISCANOS COMO LOS AGUSTINOS, lucharon con gran celo por conquistar espiritualmente a los nativos, fundado misiones, atrayéndolos y ayudándoles en todo lo que podían.
Pbro. Francisco F. Gavidia Arteaga VV