jueves, 22 de enero de 2009

Comunión Querétaro N°569 11/Enero/2009

Hacia la
Basílica

7 de febrero de 2009

La Misión de Santo Domingo de Soriano

Quedo el Visitador muy complacido del resultado de su convivencia con todos los misioneros dominicos, de un modo especial por la labor de Fray Luis de Guzmán haciendo de él un gran elogio, y dice al Virrey que no obstante haber recibido únicamente los 300 pesos del «sínodo», él había construido en la Misión de Soriano una iglesia de jacal con sus alhajas y ornamentos, además, otros jacales que sirven de viviendas para los religiosos; pero habiendo quedado en malas condiciones esas obras debido a que sobrevino una inundación en el año de 1690, labró después «una capilla de piedra en un cerrillo que esta al norte de la iglesia anterior, con su sacristía y dos celdas de adobe muy grandes, cubiertas de madera, con sus puertas, ventanas y cerraduras».

Y añade que sobre el hecho de ser buen religioso, Dios le ha dado una gracia particular para desempeñar trabajos materiales que ha hecho por sus propia mano y ejerce con tan notable celo y aplicación todas las artes y oficios como si los hubiese aprendido y profesado, no excusándose de hacer trabajos personales, por lo que es muy digno de que se le ayude y fomente en edificar «una iglesia muy decente y un convento de religiosos corno de recolectos», que tiene en proyecto.

En realidad, Soriano estaba llamado a ser el centro de las Misiones fundadas y de las que se pudieran fundar en Sierra Gorda, pues dice el Visitador: ...tiene el mejor paraje y esta a nueve leguas de Querétaro, a nueve de San Juan del Río, y nueve poco mas o menos de San José del Llano y de La Nopalera, a doce de la Misión de San Miguel de Palmas, y es paso obligado y camino real para el río Estóraz por donde se entra en la Sierra Gorda a la Misión de Puginguía y Real de Escanela.

Y estos pronósticos, tanto de Fray Luis como del Visitador, tuvieron feliz cumplimiento pues, como leemos en el informe que este religioso dice al Virrey en junio de 1704, le dice que no obstante los muchos trabajos que había costado organizar la Misión de Soriano, «es ahora la mas bien parada» .
Pero Fray Luis de Guzmán no solo se preocupaba de las obras materiales de la Misión, también tomo sumo empeño en «aprender la lengua chichimeca para adoctrinar a los indios al grado que, escribe el Visitador! ya tiene formado y muy adelantado un catecismo en dicha lengua que espera acabar en breve».

Habíamos dicho que los Padres de la Orden de los Predicadores sufrieron mucho, sobre todo persecuciones de los militares y hacendados; tenían verdadero espíritu misionero; a los indios siempre supieron apreciarlos y quererlos, eran religiosos de probada virtud y de gran celo por la salvación y bienestar de los indígenas. Su obra por la PROMOCIÓN DE LOS INDÍGENAS FUE GRANDE. No Pensemos que su obra misional fue fracaso y menospreciemos su obra. Por todas estas razones los indios abandonaron las misiones, quemando las iglesias y casa y fue para sujetar a estos indios que se envió, como ya se ha dicho, al teniente De Capitán General don Francisco de caraza, alcalde de Crimen, perdiendo la vida en la empresa. Para lograr la pacificación de esta zona se envió por el año de 1715 al General Gabriel Guerrero de Ardilla y aunque logró derrotar a los indios chichimecas y pactar la paz esta no fue estable. Don Joaquín de Aguirre, Alcalde Mayor del Mineral de Zimapán, en el año de 1711 solicitó con urgencia del Gobierno Virreinal, se pusiera pronto remedio a la gravísima situación creada por los indios de la Sierra Gorda y por los forajidos entre ellos refugiados, que bajaban de dicha sierra a robar y matar a las regiones circunvecinas. Era pues ineludible que el gobierno español tomara medidas radicales para exterminar «el manchón de ignominia» que amenazaba con extenderse más y más en el territorio del virreinato.

A principios del Siglo XVIII había llegado a radicarse a la ciudad de Querétaro don JOSÉ DE ESCANDÓN Y HELGUERA., en 1741, se le extendió el nombramiento de Teniente de Capitán General de la Sierra Gorda y sus fronteras, haciendo el año siguiente cuatro entradas en la sierra. Por fin en el año de 1748, don José de Escandón libró la batalla definitiva contra los chichimecas, en la cual logró su derrota absoluta y casi total exterminio. Esta batalla se conoce en la historia como la BATALLA DE LA MEDIA LUNA.

En el caso de la conquista de la Sierra Gorda, cabe decir que su pacificación se realizó con un mínimo de crueldad, gracias a la capacidad política tanto como al humanitarismo que poseía el nombrado para esta empresa.

José Escandón, teniente capitán general de las misiones, fronteras y Guarniciones de la Sierra Gorda, desde enero de 1743, pidió al virrey que suprimiera la misión de Soriano, insistía en despojar a los dominicos de la Misión. Dos son pues las razones que alegaron Escandón y el fiscal para pedir al Virrey que suprimiera la Misión de Soriano, ambas de carácter económico; la primera, ahorrar el sínodo misionero, y la segunda, evitar que los indios que vivían en Tolimanejo y sus alrededores se refugiaran en la Misión para rehuir el pago del Tributo real.

No obstante que José de Escandón propuso en 1743 al Virrey, que la Misión Dominicana de Soriano se entregara a la Vicaría de Tolimanejo, en el año de 1748 todavía no se había realizado su deseo, posiblemente porque los dominicos se opusieron a esta determinación de la Autoridades Civiles que se fijaban más en motivos económicos que en los espirituales. Se comprende que dejar una misión que habían fundado con tantos sacrificios y cultivando con no menos penalidades durante más de 50 años, les tenía que resultar muy doloroso.

El 22 de abril de 1748, fue ejecutada la entrega de la misión. EI12 de julio de 1748, esta misión dominica logró fuese erigida la parroquia del pueblo de Santo Domingo de Soriano con las haciendas de contorno junto a la doctrina franciscana de Tolimanejo. Después de ocho años, el Ilmo. Sr. D. Manuel Rubio y Salinas, Arzobispo de México, del cual dependía entonces eclesiásticamente Querétaro, por decreto del 30 de marzo de 1756, determinó trasladar el curato de Soriano a Tolimanejo, convirtiendo su antigua Iglesia en Parroquia. El primer y último cura de Soriano fue el Pbro. D. José Diana. EI 7 de abril de 1756 quedó constituida la parroquia de San Francisco Tolimanejo. Dejaron los frailes dominicos como recuerdo de su estancia en Soriano la pequeña iglesia que aún se conserva. En la hornacina que a modo de frontón remata la portada esta la Imagen de cantera de Santo Domingo.

Tomado de: Las Misiones Dominicas de la Sierra Gorda, Esteban Arroyo O. P. Segunda edición 1998. Gobierno del Estado de Querétaro.

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