viernes, 20 de junio de 2008

Comunión Querétaro N°540 22/junio/2008 Pastoral de las vocaciones


El Seminario es el lugar donde se forman los futuros sacerdotes, ministros de Dios que nos celebran los sacramentos, que nos llevan a Cristo y nos dan la salvación. En los últimos 19 años que ha sido el período de nuestro Sr. Obispo Don Mario De Gasperín Gasperín, se han estado ordenando un promedio de 7 sacerdotes por año, en algunos casos ha rebasado el promedio de 10. En el año 2007, único en la historia de nuestro Seminario, son 14: José Félix, Alberto, Ezequiel, Adrián, Leonardo, Rubén, Alonso, Gustavo, Reinaldo, Octavio, Raymundo, Mario, David y Héctor.


Hay necesidad de más sacerdotes

Las necesidades de la población han ido creciendo, tan sólo en Querétaro actualmente somos más de un millón y medio (Total: 1,734,079 de los que 837,427 son hombres y 896,652 mujeres). La mayoría de la población continúa concentrándose principalmente en los municipios de Querétaro, Corregidora, El Marqués y San Juan del Río. Querétaro en los últimos 20 años ha crecido lo que en 100 años atrás apenas se lograba. Hay por tanto, la necesidad de construir nuevos templos y capillas, de crear nuevas parroquias y sobre todo de que existan más sacerdotes que las construyan y que atiendan a esta inmensa población en las necesidades espirituales y de sacramentos. Tan sólo para el 2004 de cada 100 habitantes del estado, 32.2 tenían entre 0 y 14 años; 63.6 tenían entre 15 y 64 años y 4.2 tenía más de 64 años, lo que significa entonces es que Querétaro se encuentra en una etapa de transición demográfica avanzada y su población es predominantemente joven, según los datos del INEGI.


El Seminario

Actualmente existen 14 jóvenes en Concá como internos, 110 seminaristas en familia, 80 en el seminario Menor, 24 en el Curso Introductorio, 40 en Filosofía y 30 en Teología. Dan un total de casi 300 jóvenes. Si seguimos con el promedio de 7 sacerdotes por año apenas se mantiene la Diócesis, pero necesitamos promover más la vocación sacerdotal para que se puedan atender mejor las necesidades y retos que la sociedad demanda en la actualidad.


El Seminario es una familia

Hablar del Seminario es ocasión para conocerlo mejor y apoyarlo. El Seminario, antes que ser una Casa, es una familia, una comunidad. Esta comunidad se va formando por adolescentes y jóvenes que llegan de las más diversas parroquias de la Arquidiócesis. En el Seminario, se parte de la bondad fundamental del ser humano: tarea nuestra es el apoyo para que esta bondad llegue a su más alto desarrollo.
«Donde hay un buen sacerdote, se dan siempre las vocaciones sacerdotales. Las ramas de una intensa vida sacerdotal son, para el párroco, los seminaristas de su parroquia» (Siervo de Dios Juan Pablo II).

Nuestra Diócesis

En nuestra Diócesis existen casi mas de 200 sacerdotes diocesanos, de los cuales 15 por lo menos están enfermos lo cual disminuye la eficacia del trabajo pastoral en las parroquias. Y si hemos dicho que la población ha crecido mucho, por lo tanto, los catorce nuevos sacerdotes apenas sustituyen a los enfermos.
"La mies es mucha, y los obreros pocos, rueguen al dueño de la mies que envíe operarios a su mies" (Mt 9,37-38). Hacen falta más sacerdotes. Hay parroquias que no tienen un solo seminarista. Las parroquias que hasta ahora han dado más sacerdotes a nuestra Diócesis son: El Capulín, San José Iturbide, Tequisquiapan, Amealco y San Juan del Río. Significa que hace falta trabajar la pastoral de las vocaciones en las parroquias y decanatos. No podemos pedir sacerdotes sino apoyamos la vocación de los seminaristas que Dios ha llamado al Seminario y de los que andan por ahí necesitados de una promoción e impulso. El Seminario


Promover la oración por las vocaciones

Es un gran consuelo saber que algunas parroquias –ojalá fueran todas– conservan y promueven esta querida plegaria; no olvidemos que el Papa Benedicto XVI ha insistido en la importancia de una intensa y cuidadosa Pastoral Vocacional que ha de iniciar, en todo momento, con la confiada oración a Jesús, por intercesión de María Santísima y de San José. Punto seguido, es el fomento de la vida cristiana en los hogares católicos, para que no sientan que «pierden» un hijo si éste ingresa al Seminario: «No hay que impedir el cumplimiento de la voluntad de Dios. Si Él llama, Él mismo consolará y alegrará a los padres del futuro sacerdote» (San Pío de Pietrelcina).

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