viernes, 20 de junio de 2008

Comunión Querétaro N°540 22/junio/2008 “La mies es mucha”…


De 1989 a 2008 fueron ungidos por nuestro señor Obispo, 144 presbíteros diocesanos para esta Diócesis, lo que representa un caso excepcional y providencial. Aun así, el Clero es insuficiente para la atención de una población en imparable auge.



En la Diócesis de Querétaro agradecemos infinitamente al Padre, los múltiples dones que en Jesucristo su Hijo nos sigue alcanzando a través de su Santo Espíritu, que se ha derramado a manos llenas.

El presbítero, a imagen del Buen Pastor, está llamado a ser hombre de la misericordia y la compasión, cercano a su pueblo y servidor de todos, particularmente de los que sufren grandes necesidades. La caridad pastoral, fuente de la espiritualidad sacerdotal, anima y unifica la vida y ministerio de un sacerdote.

El Pueblo de Dios siente la necesidad de presbíteros-discípulos, dóciles a las mociones del Espíritu, que se nutran de la Palabra de Dios, de la Eucaristía y de la oración; de presbíteros-misioneros, movidos por la caridad pastoral: que los lleve a cuidar del rebaño a ellos confiado y a buscar a los más alejados (Ver, Documento de Aparecida, 198-199).

Oremos, pues, intensamente por ellos para que Dios, en su infinita misericordia, les alcance una vida santa, de plena identificación con Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, llena de amor a la Eucaristía, de tal suerte que pueden ellos repetir como el admirado sacerdote sudamericano Alberto Hurtado: Mi Misa es mi vida y mi vida es una Misa prolongada. (A.R.R.).

No hay comentarios: