viernes, 20 de junio de 2008

Comunión Querétaro N°540 22/junio/2008 Página 2


Suele suceder...


«Servir a los demás»

Una noche de tormenta, hace ya bastantes años, un matrimonio mayor entró en la recepción de un pequeño hotel en Filadelfia. Se aproximaron al mostrador y preguntaron: «¿Puede darnos una habitación?». El empleado, un hombre atento y de movimientos rápidos, les dijo: «Lo siento de verdad, pero hoy se celebran tres convenciones simultáneas en la ciudad. Todas nuestras habitaciones y las de los demás hoteles cercanos están ocupadas". El matrimonio manifestó discretamente su agobio, pues era difícil que a esa hora y con ese tiempo tan horroroso pudieran encontrar dónde pasar la noche. El empleado entonces les dijo: «Miren..., no puedo dejarles marchar sin más con este aguacero. Si ustedes aceptan la incomodidad, puedo ofrecerles mi propia habitación. Yo me arreglaré con el sillón de la oficina, pues tengo que estar toda la noche pendiente de lo que pase".El matrimonio rechazó el ofrecimiento, pues les parecía abusar de la cortesía de aquel hombre. Pero el empleado insistió con cordialidad y finalmente ocuparon su habitación. A la mañana siguiente, al pagar la estancia, aquel hombre dijo al empleado: «Usted es el tipo de gerente que yo tendría en mi propio hotel. Quizás algún día construya uno para devolverle el favor que hoy nos ha hecho».
Él tomó la frase como un cumplido y se despidieron amistosamente. Pasados dos años, recibió una carta de aquel hombre, donde le recordaba la anécdota y le enviaba un billete de ida y vuelta a New York, con la petición expresa de que por favor acudiese. Con cierta curiosidad, aceptó el ofrecimiento. Después de un breve recorrido, el hombre mayor le condujo hasta la esquina de la Quinta Avenida y la calle 34, señaló un imponente edificio con fachada de piedra rojiza y le dijo: «Este es el hotel que estoy construyendo para usted». El empleado le miró con asombro: «¿Es una broma, verdad?». «Puedo asegurarle que no», le contestó. Así fue como William Waldorf Astor construyó el Waldorf Astoria original y contrató a su primer gerente, de nombre George C. Boldt. Es evidente que Boldt no podía imaginar que su vida estaba cambiando para siempre cuando tuvo el detalle al atender cortesmente al viejo Waldorf Astor en aquella noche tormentosa en Filadelfia.
Pero lo sucedido es una muestra de cómo servir a los demás es algo que siempre tiene un buen retorno, sobre todo cuando uno no lo busca ni lo espera.La amistad, el amor, la felicidad y el servicio a los demás, son realidades muy vinculadas. Nadie puede asegurarnos la felicidad, pero lo que a cada uno corresponde es procurar merecerla. La felicidad es como el premio de la virtud. Por eso decía Platón que "si el semblante de la virtud pudiera verse, enamoraría a todos". Mejorar en nuestra propia virtud —y ser por tanto personas más sinceras, leales, generosas, pacientes o trabajadoras—, no debe ser un empeño narcisista, ni una búsqueda ansiosa de la propia excelencia que acaba en una obstinación egoísta y ridícula.


Para reflexionar...


La gasolina sube una vez más

El dato: Los precios de la gasolina alcanzaron el 8 de junio, un registro histórico en Estados Unidos después de que la media nacional recopilada por la Asociación Americana de Automóviles (AAA) estimara un precio récord de cuatro dólares el galón (0,67 euros/litro), tras una subida de 1,7 centavos de dólar respecto de la anterior estimación.
La reflexión Los precios de la gasolina es símbolo y realidad. Símbolo que quizá algunos quieren evitar porque les recuerda épocas de subdesarrollo, cuando no existían cocinas vitrocerámicas, ni los actuales sofisticados sistemas de calefacción, o la red del gas-ciudad aún no existía en la gran mayoría de barrios de las ciudades importantes, nunca en los pueblos.
Realidad expresiva del deterioro económico de los millones de sufridos y silenciosos usuarios, en su mayoría de baja capacidad adquisitiva como son pensionistas, jubilados, inmigrantes, etc., que sólo llegan a fin de mes a fuerza de apretarse los cinturones, prescindiendo cada vez más de cosas necesarias pues los 14,10 euros que cuestan cada bombona les representan mucho.
Hay otras alternativas energéticas, inclusive que dañan menos al sistema ecológico. Pero hasta que éstas no lleguen a la amplia masa de consumidores, hoy por hoy lo único que cabe hacer es no subir los precios de la gasolina y mantenerlo controlado.
No es aceptable que se haga referencia a que dicho precio es más bajo que en otros países de la UE, porque para ser una comparación honesta, el resto de aspectos también debería ser así (salarios, pensiones, capacidad adquisitiva, etc.).
Se me puede decir que estamos ante una expresión más de la macroeconomía versus la microeconomía y que no es uno de esos presuntos grandes temas sociales contemporáneo.
Pero a mí me interesa, me preocupa y me importa pues integra la cotidianeidad de gentes, muchas de ellas las más débiles de nuestra sociedad.
Personalmente quería haber manifestado mi queja en las ocasiones anteriores pero se me fue pasando la ocasión. Ahora lo hago todavía con más cabreo e indignación. Y con el convencimiento de que sólo queda el tan políticamente poco correcto «derecho al pataleo».
Alfonso Esponera Cerdán, OP



El rincón de los jóvenes...


Gaymonio, la fuerza de la razón

Según publicaba el «El País», en un diccionario de terminología gay que acaba de publicarse con, al parecer, un cierto éxito, la palabra gaymonio es utilizada por el colectivo gay para llamar a los matrimonios homosexuales y así no confundirse con los matrimonios de heterosexuales. Como se sabe, existió la opinión entre los católicos de no llamar igual a las uniones civiles entre homosexuales y heterosexuales. En un artículo memorable que el sacerdote Vicente Sánchez Gómez publicó en Betania, mucho antes de que se conociera tal terminología, propuso la palabra gaymonio como alternativa.
El Gobierno no aceptó tal cosa por suponer que era una merma de derechos de los homosexuales. Hoy, parece, se ha impuesto la fuerza de la razón, pues, lógicamente, en el lenguaje corriente habrá tendencia a diferenciar a las dos uniones. E, incluso, puede que dentro de ese colectivo gay el termino matrimonio parezca muy tradicional, muy antiguo, y gaymonio más moderno o preciso. Y así diferenciar los dos tipos de uniones.

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