martes, 5 de mayo de 2009

Comunión Querétaro N°583 19/aBRIL/2009

Nuestro señor Obispo preside las celebraciones de Semana Santa
«El Resucitado inunda con su presencia y alegría a toda la tierra»

El domingo 5 de abril, nuestro señor Obispo Don Mario De Gasperín, presidio la celebración Domingo de la Pasión del Señor o de Domingo de Ramos. Inicio con la Procesión de Ramos desde la Parroquia del Sagrado Corazón (Santa Clara) hacia la Santa Iglesia Catedral. En la Santa Iglesia Catedral, presidió la Santa Misa, en la cual participaron jóvenes de diferentes parroquias con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud. En su Homilía afirmó: «Durante toda esta semana, Semana Santa, Semana Mayor, están invitados a meditar los ejemplos, las enseñanzas de Jesucristo, a hacerse discípulos de Jesucristo en su pasión, su pasión es la grande escuela de los cristianos, la grande escuela nuestra de los católicos».

El Miércoles 8 de abril nuestro señor Obispo Don Mario De Gasperín presidio la con celebración de la Misa Crismal en la Santa Iglesia Catedral, acompañado de mas de 200 sacerdotes, una Catedral colmada de fieles. Después de la homilía los presbíteros renovaron sus promesas sacerdotales y nuestro señor Obispo invitó a los fieles laicos a orar tanto por los sacerdotes como por él mismo, para que sean imagen viva de Cristo Sacerdote, Buen Pastor, Maestro y Siervo de todos. En esta solemne concelebración se consagró el Santo Crisma y se bendijo los óleos de los catecúmenos y de los enfermos, los cuales al terminó de la celebración nuestro señor Obispo los entregó a laicos venidos de cada una de las 107 parroquias de la Diócesis. La Homilía se publica en la página 7 de tu ejemplar.

El jueves Santo, 9 de abril, nuestro señor Obispo Mario De Gasperín Gasperín, presidió en la Santa Iglesia Catedral, la celebración de la Misa «In cena Domini». Antes del ofertorio nuestro señor Obispo y Monseñor Javier Martínez, (Vicario General) lavaron los pies de 12 laicos, representando a los apóstoles. Terminada la Eucaristía tuvo lugar la procesión con el Santísimo Sacramento hasta el monumento y después un tiempo breve de adoración. En su homilía recordando al Papa afirmo: «Este es el triple regalo que el Señor Jesucristo hace a su Iglesia, a nosotros los católicos, para que por nuestro medio el mundo crea, creyendo espere, esperando ame, y así todos en Él tengamos vida. Estos son pues los grandes misterios de nuestra fe que estamos celebrando».

El viernes Santo, 10 de abril, por la tarde nuestro señor Obispo Mario De Gasperín Gasperín, presidió en la Santa Iglesia Catedral, la celebración de la Pasión.

El sábado santo, 11 de abril, nuestro señor Obispo Mario De Gasperín Gasperín, presidió en la Santa Iglesia, la Solemne Vigilia Pascual, en su Homilía afirmo: «Los apóstoles y las mujeres piadosas buscaban en su tumba al Señor. Llevaban perfumes para ungir su cuerpo, última manifestación de cariño hacia su Maestro. Ignoraban que la luz de Dios había iluminado las tinieblas de la muerte y que el sepulcro de Jesús estaba vacío. El que allí estuvo muerto y sepultado, está ahora vivo. Es El Viviente. Por eso la Iglesia le pregunta a una de esas mujeres testigo:  «¿Qué viste María en el camino? —Vi la tumba de mi Señor vacía y a mi Señor Resucitado». María Magdalena se convierte en la primera testigo de la Resurrección y lleva la feliz noticia a los apóstoles
y a los discípulos.»

Para NO olvidar...
Acuciantes peguntas para la Asamblea
a. ¿Nos ha impactado a nosotros la Resurrección del Señor? ¿En qué se nota? A los primeros discípulos les impactó. Ese impacto les impulsó, como ya dije, a poner todo en común. ¿Y a nosotros? Un vistazo superficial a la situación de nuestras comunidades y parroquias nos permite asegurar que la Resurrección del Señor no nos ha impactado ni ha provocado en nosotros ningún cambio. ¿Seguirá siendo así?

b. ¿Hemos visto también nosotros al Señor? Los discípulos le vieron desde una experiencia profunda de su presencia en la eucaristía. Si nosotros no conseguimos «verle» ¿no será porque o no tenemos experiencia eucarística o ésta es totalmente superficial? ¿Llegamos a sentir nosotros la presencia viva del Señor? ¿Le reconocemos también nosotros «al partir el pan»?

c. ¿Nos hemos alegrado también nosotros al ver al Señor? La alegría no se improvisa ni se coge por disciplina. Si es verdadera ha de ser espontánea, motivada por un reconocimiento sincero de que Jesús vive, nos salva y nos libera de todo lo que nos esclaviza. Si la alegría pascual no aflora por todos nuestros poros es porque nuestra fe es escasa, superficial o, simplemente, no existe. FE/ALEGRIA


A propósito de la Pascua
El camino de la Pascua

Con la Pascua llegamos a la meta de nuestras esperanzas y se colman todas nuestras ilusiones como creyentes. Pero también es el comienzo de un camino nuevo, de una vida nueva, de una lucha nueva.

El Ritual de la Iniciación Cristiana prevé que esta semana sirva para una toma de conciencia de lo que nace en la noche de Pascua. Conservando el vestido blanco («in albis»), que simboliza la nueva dignidad de hijos de Dios y la nueva vida interior, los bautizados profundizan en el significado de los misterios que han tenido la suerte de vivir: el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía.

Para los que hemos sido bautizados en nuestra infancia, este es un tiempo para concretar, cada año, la identificación con Cristo trabajada en la Cuaresma y para descubrir sus exigencias, tanto en las responsabilidades que hemos de asumir en la Iglesia, como miembros activos y responsables, como en aquellas que se refieren a nuestra vida social: familiar, cultural, de ocio, política, etc.

La renovación de las promesas del Bautismo que hicimos la noche de Pascua, en «la madre de todas las Vigilias», es sólo la ratificación de que estamos dispuestos a continuar en la brecha de la vida cristiana hasta que el Señor quiera que vivamos con Él la Eterna Pascua. Es por lo que éste no es un tiempo de llegada, sino de marcha y de camino.



Para tener presente...
Consagración de México al Espíritu Santo

Síntesis

Hace 84 años, es uno de los actos del Congreso Eucarístico Nacional de 1924, los Obispos consagraron nuestra patria al Espíritu Santo.

Aunque la petición de esa consagración estuvo respaldada por más de doscientos mil católicos mexicanos adultos. El hecho pasó relativamente desapercibido entre las grandes solemnidades del Congreso Eucarístico. Por eso los Obispos resolvieron ratificar la consagración, rodeado cada uno de su pueblo en sus respectivas diócesis, el día de Pentecostés, 31 de mayo de 1925, día consagrado a la Santísima Virgen María Mediadora de todas las gracias.

Las vicisitudes históricas y políticas por las que México atravesó casi en seguida, lo llevaron a una seria persecución religiosa en la que muchos de nuestros hermanos derramaron su sangre por la confesión de la fe y por el amor a Cristo Rey y Señor. Y, ¿de quién, sino del espíritu Santo, recibieron la fuerza de lo alto para ser testigos de Cristo, aún a costa de sus bienes y de su vida?

Por eso convocamos a la Iglesia católica de México, desde las 10:00 hrs. del día 20 de abril, cuando se inicia la Asamblea del Episcopado Mexicano, para que estén presentes, en espíritu y de corazón, en la Insigne Nacional Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, donde consagraremos nuestras familias e instituciones al Espíritu de Dios.

A las 17:00 hrs. será la solemne eucaristía de consagración de todo el país, con la presencia de todos los señores Obispos del país y de su Excelencia el Nuncio Apostólico.

Creemos que la acción del Espíritu Santo que renueva la paz de la tierra nos conducirá a confesar con la libertad de hijos de Dios que Jesús es el Señor, no sólo de nuestras personas, sino de la sociedad y sus estructuras, del mundo con sus bienes, y de todos los hombres con sus legítimas aspiraciones, con sus gozos y esperanzas.

+ Mons. José Leopoldo González González
Secretario General de la CEM
Obispo Auxiliar de Guadalajara

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