viernes, 11 de julio de 2008

Comunión Querétaro N°543 13/julio/2008 Las Cartas de San Pablo


San Pablo escribió las catorce cartas más famosas que existen en el mundo y en ellas se resume todo lo que la Iglesia católica enseña acerca de la fe y la moral.
Tienen dos partes: una dogmática, es decir, verdades de la fe, y otra moral, es decir, reglas de buena costumbre.


La más extensa y doctrinal es la que escribió a los cristianos de Roma.
La más corta, a Filemón.
Las más apasionantes y fuertes son las dos que escribió a los Corintios, corrigiendo algunos errores.


La más elevada y difícil es la de los Efesios.


La más cariñosa, a los Filipenses.
Las últimas cartas las escribió desde la cárcel, dirigidas a Timoteo y Tito.


La primera carta a los Tesalonicenses tiene el mérito de ser el primer escrito del N.T., pues fue escrita antes que los Evangelios.


Todas las cartas tienen como autor, o directamente a Pablo, o a discípulos que escucharon directamente a Pablo.



1 TESALONICENSES
La Primera Epístola a los Tesalonicenses es una carta que se escribió por un motivo especial. Pablo la escribió en respuesta a una situación de la vida real. Es en verdad una carta, no sólo un tratado teológico que él envió. Tiene todas las características de las cartas que se escribían durante la época helenista y de las otras cartas de Pablo, pero con una excepción. Generalmente Pablo agradece a Dios por sus lectores después del saludo inicial, y luego continúa con los asuntos a tratar. Sin embargo, aquí el agradecimiento parece ser el asunto a tratar.
La sección de 1:2—3:13 está dedicada completamente a dar gracias a Dios por la fidelidad de estos nuevos cristianos (véase especialmente 1:2-3; 2:13; 3:9). Aun cuando Pablo cambia en los capítulos 4 y 5, para animar y exhortar, su enorme gratitud por los tesalonicenses es obvia.



1 Tesalonicenses


Tesalónica
Alrededor del año 50 a.C., durante el denominado segundo viaje misionero de Pablo, el apóstol llegó a Tesalónica desde Filipos por el gran camino militar llamado la Vía Ignacia. Las dos ciudades estaban localizadas en la provincia romana de Macedonia, en lo que hoy se conoce como el norte de Grecia. Estas ciudades traen a la memoria las hazañas que realizó cuatro siglos antes el famoso conquistador Alejandro Magno. Filipos fue nombrado en honor a su padre, Felipe; y Tesalónica, en honor a su hermanastra. En su visita, Pablo llegó con sus compañeros Silas y Timoteo (véase 1 Tesalonicenses 1:1, 5-8; 2:1-14; 3:1-6; Filipenses 4:16; Hechos 17:1-10; 18:5).

Circunstancias de su visita
Pablo describe las circunstancias de su visita en 1 Tesalonicenses 2:1-2: "Vosotros mismos sabéis, hermanos, que nuestra visita a vosotros no fue en vano, pues habiendo antes padecido y sido ultrajados en Filipos, como sabéis, Dios nos dio valor para anunciaros su Evangelio en medio de una fuerte oposición". Pablo le da sólo a Dios el crédito por el valor que le permitió predicar en tales circunstancias (véase 1:5 y 2:13). Por lo tanto, Dios fue responsable de que esos paganos gentiles se convirtieran en forma maravillosa de su anterior idolatría (1:9).

¿Cuánto tiempo estuvo Pablo entre los tesalonicenses?
No sabemos de seguro por cuánto tiempo ministró Pablo entre los tesalonicenses. Pudo ser por unas semanas (véase Hechos 17:2), pero también pudo ser por varios meses. Durante su estadía, Pablo ejerció su oficio haciendo carpas (1 Tesalonicenses 2:9). Y, más de una vez la generosa iglesia de Filipos le envió ayuda financiera para apoyar su misión en Tesalónica (Filipenses 4:16). Pablo se quedó allí suficiente tiempo como para establecer una afectuosa relación de confianza mutua con sus convertidos (1 Tesalonicenses 1:5-7; 2:6-8, 10-12, 19-20), pero no lo suficiente como para convencerse de que estaban listos para continuar solos cuando fue forzado a salir de la ciudad. La nueva congregación cristiana se desarrolló rápidamente y de manera gratificante, aun ejemplar, sin embargo, la oposición obligó a Pablo a salir prematuramente de esa ciudad (véase Hechos 17:5-10; 1 Tesalonicenses 2:14-16).


¿Donde probablemente escribió esta carta?
De Tesalónica, Pablo fue a Berea, de allí a Atenas y luego a Corinto, de donde probablemente escribió esta carta (véase Hechos 17:10—18:5; 1 Tesalonicenses 2:17—3:10). Es imposible saber cuánto tiempo transcurrió entre su salida y esta carta, pero deben haber sido sólo unas semanas o meses. Pablo escribe del estrés emocional que sufrió al tener que separarse de sus convertidos y al ver frustrados sus esfuerzos de regresar a Tesalónica.
En cuanto a nosotros, hermanos, separados de vosotros por un poco de tiempo, de vista pero no de corazón, deseábamos ardientemente ver vuestro rostro. Por eso quisimos ir a vosotros, yo, Pablo, ciertamente una y otra vez, pero Satanás nos estorbó...Por eso, no pudiendo soportarlo más, acordamos quedarnos solos en Atenas, y enviamos a Timoteo...para confirmaros y exhortaros respecto a vuestra fe, a fin de que nadie se inquiete por estas tribulaciones...Por eso también yo, no pudiendo soportar más, envié para informarme de vuestra fe, pues temía que os hubiera tentado el tentador y que nuestro trabajo hubiera resultado en vano (1 Tesalonicenses 2:17-18; 3:1-3, 5).
La misión de Timoteo en Tesalónica fue un éxito rotundo. Su regreso y su reporte a Pablo sobre la perseverancia de los hermanos Como cristianos es lo que trata de inmediato Pablo en su primera Carta a los tesalonicenses.
Pero cuando Timoteo regresó, nos dio buenas noticias de vuestra fe y amor, y que siempre nos recordáis con cariño, y que deseáis vernos, como también nosotros a vosotros. Por eso, hermanos, en medio de toda nuestra necesidad y aflicción fuimos consolados al saber de vuestra fe. De modo que ahora hemos vuelto a vivir, sabiendo que estáis firmes en el Señor. Por lo cual, ¿qué acción de gracias podremos dar a Dios por vosotros, por todo el gozo con que nos gozamos a causa de vosotros delante de nuestro Dios, orando de noche y de día con gran insistencia, para que veamos vuestro rostro y completemos lo que falte a vuestra fe?
Pablo se regocijó por las noticias que Timoteo le dio acerca de la fidelidad de los tesalonicenses. Aunque sólo podía alabarlos como cristianos, aún le preocupaba que su fe fuera deficiente. El les envió la carta que conocemos como 1 Tesalonicenses como sustituto de una visita personal que tanto deseaba y pedía en oración. Parece razonable suponer que él escribió lo que les habría dicho en persona.

No hay comentarios: