lunes, 26 de marzo de 2012

Comunión, Órgano oficial de la Diócesis de Querétaro, 25 de Marzo de 2012 No. 736

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La radio oficial de la Visita del Papa a México

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Agenda
El Altar de Dolores
«Este 30 de marzo pon con tu familia un Altar en tu casa»

Dos celebraciones religiosas han tenido amplia raigambre en el pueblo y las familias de México: la Navidad, con su clásico y tradicional Altar al Niño Jesús, llamado también Nacimiento o Belén, ante el que se reúnen los miembros de la familia durante las tradicionales posadas decembrinas, así como para el arrullo al Niño Dios.
La otra es el Altar de Dolores, que además de la familia es motivo para congregar a los amigos y vecinos, quienes visitan y rezan durante la tarde del viernes a la Virgen María, la Dolorosa. El Altar de Dolores sí que casi se acaba, a pesar de ser una tradición con mucho tiempo, pues se remonta a los tiempos de la conquista española en México.

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Día del Niño por Nacer: 25 de marzo
En la Anunciación del Señor, la Virgen María aceptó ser la Madre de Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre. Su consentimiento a ser Madre del Autor de la vida y su maternidad nueve meses después, así como el cuidado solícito y maternal del Niño, se unen y están íntimamente relacionadas a la vida que nuestro Señor vino a traernos. María es la Madre del Verbo hecho carne, la Vida por la que todos vivimos.

Hoy es el día del niño por nacer, celebración que se une gozosamente a la anterior, en la que experimentamos la necesidad de reflexionar una vez más en la defensa de la vida, y en la del niño por nacer, sintiendo como una necesidad natural, y humana de hacerlo, porque en nuestra cultura contemporánea, la más avanzada desde el punto de vista técnico y científico, aparece la muerte lamentablemente como una opción con signos y señales que alarman.

En cambio, queremos manifestar que nuestra opción, la opción humana que nos corresponde sostener como hombres y mujeres es la de elegir siempre la vida, que se manifiesta particularmente en el derecho que tiene un ser humano concebido a nacer dignamente; y también a morir dignamente, cuando el Creador nos llama al final de la vida en la tierra.

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Viernes de Dolores: 30 de marzo
«Vamos a Soriano a Visitar a Nuestra Madre»


El Viernes de Dolores es el viernes anterior al Domingo de Ramos, comprendido dentro de la última semana de la Cuaresma, conocida por la Iglesia como Semana de Pasión. Es la más universal de todas las advocaciones de la Virgen, pues no está vinculada a una aparición, sino que recuerda los dolores que sufrió la Madre de Jesús. Estos son: La profecía de Simeón, la huida de Egipto, el niño Jesús perdido en el Templo, el encuentro de Jesús y María camino al Calvario, la Crucifixión, el cuerpo de Jesús es bajado de la cruz, el entierro de Jesús. La Iglesia nos exhorta a entregarnos sin reserva al amor de María y llevar con paciencia nuestra Cruz acompañados de la Madre Dolorosa.

En nuestra Diócesis de Querétaro, en la nueva Basílica de Nuestra Madre la Virgen de los Dolores en Soriano, Colón Qro., se venera la Santísima Virgen en su advocación de los Dolores, los sacerdotes de la Basílica, muchos otros sacerdotes y seminaristas, estarán este día atendiendo pastoralmente a los peregrinos, que vengan a rendir culto a nuestra Patrona Diocesana. Ahí podremos confesarnos, hacer oración y sobre todo participar en la santa Misa. El Viernes de Dolores, nuestro señor Obispo D. Faustino Armendáriz Jiménez, presidirá la Celebración principal.

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LA VOZ DE NUESTRO SEÑOR OBISPO
† Faustino Armendáriz Jiménez.
IX Obispo de Querétaro
¡Proclámalo ya!

Este texto del Evangelio corresponde al diálogo de Jesús con Nicodemo. Nicodemo es un estudioso, observante, maestro de la Ley y hombre constituido en autoridad. Acude a Jesús «de noche». Esta expresión puede referirse, tanto a la noche física (no quiere que sea conocida su simpatía por Jesús), como a la oscuridad interior (no entiende, o está perplejo ante los signos de Jesús). Parece Nicodemo el portavoz de tantos que se avergüenzan de su fe y lo manifiestan de maneras diversas, y de los que se obstinan en sus razones, o simplemente no entienden o no quieren valorar el tesoro de su fe.

En este escenario aparece la afirmación del amor de Dios por sus hijos; el único interés de Dios al enviar a su Hijo al mundo es la salvación de los hombres. El juicio y la eventual condena no provienen, de la iniciativa divina ni de su acción, «el que no cree ya está condenado, por no haber creído en el Hijo único de Dios… prefirieron las tinieblas a la luz…».

«Tanto amó Dios al mundo…», he aquí el centro y el eje de la fe cristiana, de la buena noticia; el propósito de su amor es que el mundo tenga vida auténtica, y que cada uno de nosotros también la tengamos. Creer en Jesucristo es tener vida eterna, es comenzar a vivir ya, desde ahora, algo nuevo y definitivo que no está sujeto a la decadencia y a la muerte. Tenemos un Dios cercano al mundo y a cada persona, que toma la iniciativa de amarnos, que ama sin condiciones, que anima y sostiene nuestras vidas.

«La prueba del amor de Dios al mundo es que dio a su Hijo único para que tenga vida», el Señor ya nos ha salvado, por ello no nos podemos dejar llevar por el pesimismo y la desesperanza en un mundo cargado de violencia, injusticia, intolerancia, fraude y explotación. El mundo tiene remedio, y hoy nos lo recuerda San Juan; nos lo recuerda diciéndonos, que algo que rompe las desesperanzas es la proclamación del amor de Dios: Dios ha amado y ama tanto a este mundo que ha entregado a su hijo único por él y lo ha salvado ya.

¡Esta es la proclamación del discípulo hoy, en las calles y en las plazas! Pero ¿cómo hacerlo? Es la pregunta que una joven agobiada nos hacia en una reunión de sacerdotes y laicos con un servidor, ante la insistencia de impulsar la misión permanente en todo el territorio de nuestras comunidades, visitando casa por casa. ¿Qué tenemos que hacer?, ¿ir a rezar?, ¿reunirnos para decir qué?, ¿cómo comenzar a hablar…? Una serie de interrogantes que expresaban la inquietud por hacerlo, pero no se sabe cómo. Este es el desafío de la nueva evangelización, no solamente estructurar proyectos evangelizadores y misioneros sino enseñar a ejecutarlos, como discípulos misioneros. Por ello la respuesta no podía ser, para aquella jovencita, un discurso, sino compartir el testimonio de como lo estamos haciendo, subrayando que sólo desde la vivencia del amor de Dios en mi vida personal puedo proclamar el amor a otra persona, cara a cara, con mi palabra gozosa, pero compartiendo mi testimonio personal.

Su Santidad Benedicto XVI, a quien escucharemos los próximos días, decía a un grupo de obispos: «Lo que fascina es sobre todo el encuentro con personas creyentes que, mediante su fe, atraen hacia la gracia de Cristo, dando testimonio de Él».

Compartir el amor de Dios será la tarea de la joven que nos cuestionó «los cómos» de la tarea misionera, pero también es el desafío de todos nosotros que con valentía tenemos que salir, y con urgencia, a dialogar con «los Nicodemos», proclamarles el amor de Dios, buscando incluirlos, porque el que atrae es Jesús y nuestra misión es anunciarle, por eso ¡proclámalo ya!

De lo alto de la Cruz atrae Jesús a sí a toda la historia humana. Creer en Él, es dejarse atraer por Él, manteniendo los brazos abiertos como Él.

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EDITORIAL
Dios nos ama

Ante este tiempo fuerte y difícil de entender, ante todo lo que nos ocurrirá presenciando la Pasión de Cristo y, después, con el estallido luminoso de la Vigilia Pascual conviene meditar en el Padre, en el Amor del Padre, en la figura casi imposible del Padre Amante.

Descubrirlo
Uno de los mayores descubrimientos del cristiano es cuando accede a la «noticia» de que es el Padre quien lo quiere, sin importar si uno mismo ama, o no, al Padre. También que ese amor de Dios nos llega personalizado, no como un reparto de cariño inmenso a toda una masa. En algún lugar de la mente de Dios está nuestro nombre, nuestra peripecia, nuestra vida. Es, precisamente, a ese conjunto que forma nuestra persona a quien ama Dios. También, que nos amó a todos —uno a uno— antes de que nosotros le amasemos a Él. El Antiguo Testamento es la historia de un Dios Padre que busca la fidelidad y el amor de su pueblo. Esta pronto a perdonar y dispuesto a cumplir —o reiniciar— una vieja Alianza.

No es fácil apercibirse de este hecho que, sin duda, eleva al hombre a lo más alto. Que el Supremo Poder nos ame individualmente y con exacto conocimiento de nuestra persona produce vértigo de altura. Y si fuéramos coherentes con esa realidad nunca —por ejemplo— pecaríamos, ni romperíamos nuestra relación con Dios. Pero esto último ocurre con frecuencia y como hijos díscolos y aventureros nos vamos a gastar nuestra fortuna de Amor y Gracia a cualquier parte.

Jesús nos lo muestra
Ha sido Jesús quien con su Palabra y vida nos mostró el amor del Padre. Y, claro, al salir de los labios de Jesús, que es Dios, se trata de una confirmación de la existencia del amor divino. Sobre el mismo amor está construido todo el edificio de nuestra relación con Dios. Y ante dicha realidad son incompatibles las ideas del Dios solitario o terrible, o del Dios lejano o inaccesible. E, incluso, tras comprender al Dios del Amor, hay que hacer un enorme esfuerzo para pensar en el Dios fuerte, grande, poderoso, principio y fin de todo. Pero el Dios astronómico cuya grandeza se inserta —por ejemplo— en la dimensión enorme de los espacios exteriores es el mismo que nos ama y nos cuida.

Cristo nos da otra «gran pista» sobre la relación de amor con el Padre y es la forma con que el mismo Jesús le llama: «Abba». La traducción más aproximada de «Abba» es la de «papaíto». Jesús como Hijo, llama al Padre: «Abba». Y quiere que nosotros también le llamemos de esta forma. Pero, sin duda, da un cierto vértigo llamar papaíto a Dios y no nos atrevemos a jugar como niños cerca de Él. Y, sin embargo, es lo que nuestro Padre desea. Nos lo ha contado Jesús. Por tanto no debemos dudar, solo amar.

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¡Bienvenido, Santo Padre!

Los boletos para asistir a la Misa que el Papa Benedicto XVI presidirá el  domingo 25 de marzo en el Parque Bicentenario, en León, Guanajuato, se distribuyeron a Parroquias, Movimientos Laicales y Congregaciones Religiosas. Al cierre de esta edición (20 de marzo) ya se han entregado casi en su totalidad.

Dudas y aclaraciones con el Pbro. Lic. Martin Lara Becerril en el Seminario Conciliar (442) 223-20-77 y Pbro. Lic. Sacramento Arias Montoya en la Parroquia de San Francisco Galileo en el Pueblito (442) 225-07-63 designados por el Sr. Obispo D. Faustino Armendáriz Jiménez, para encargarse de la distribución de estos boletos en nuestra Diócesis.

Los boletos que otorgará la Diócesis de Querétaro son únicamente para participar en la Misa que se efectuará a las 10 de la mañana del día 25. Se pide que el ingreso al parque sea con 12 horas de antelación, pues dos horas antes de que inicie la ceremonia se cerrarán las puertas y nadie más podrá ingresar. Además, los pases no son numerados, sino que el ingreso será general, por lo que es necesario buscar un buen lugar. «Es mucha la gente de toda la República que asistirá, e incluso personas del extranjero.

El transporte para los fieles de Querétaro que peregrinen hacia León deberá en la medida de lo posible organizarse por Parroquias. «Según información difundida por la Arquidiócesis de León, el tránsito por la Carretera León-Silao estará restringido. Por tanto, los autobuses no podrán entrar hasta el parque, sino que se habilitará un estacionamiento, y de allí los peregrinos serán trasladados».

Respecto a la probable asistencia de personas con capacidades diferentes, lo más conveniente sería comunicarse a la Arquidiócesis de León para conocer las disposiciones que hay respecto a ellos.

En cuanto al tema de seguridad, se ha recibido algunas recomendaciones de la Dirección Nacional de Protección Civil: «Llevar calzado cómodo, ropa cómoda. Quienes pernoctarán en el parque, lleven abrigo. El agua deberá portarse en envase de plástico. No introducir envases de vidrio, artefactos punzocortantes u objetos que puedan ser utilizados como contundentes».

Mucho se ha comentado que no irá al santuario de Guadalupe en la Ciudad de México. ¡Qué más hubiera querido él que venir a postrarse a los pies de la Morenita del Tepeyac, ante la cual ora, con especial predilección, en el Vaticano! Pero no le fue posible. Sin embargo no olvidemos que todo México es tierra bendita de Nuestra Señora de Guadalupe, pues nuestra Madre del cielo prometió su amparo y auxilio a todos los moradores de estas tierras, y a cuantos aquí la invoquen. Ella es la anfitriona de esta visita, y así como en el cerro del Tepeyac nos invitó a ir al encuentro de su Hijo, hoy al pie de otro cerro, la montaña de Cristo Rey, nos invita a ir a encontrarnos con su Hijo a través de Su mensajero, nuestro querido Papa Benedicto XVI.


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Monte santo

En México, después del Cerro del Tepeyac, el monte más significativo es, sin duda, la Montaña de Cristo Rey, corazón de México, no sólo en sentido geográfico, sino espiritual, pues en él están los santuarios de Cristo Rey y de María Reina (también llamado de Santa María de Guadalupe), cuya bóveda representa la tierra y sirve de base a una monumental estatua de Cristo Rey en bronce, de 20 m. de altura.

Recordemos que hace casi un siglo, el obispo de León, Gto, Monseñor Emeterio Valverde bendijo la montaña, la declaró ‘lugar santo’, le cambió el nombre de ‘Cerro del Cubilete’ a ‘Montaña de Cristo Rey’, bendijo un monumento dedicado a Cristo Rey (uno de varios anteriores al actual), consagró el país al Sagrado Corazón de Jesús y celebró Misa. El Papa Benedicto XV (a quien nuestro Papa actual admira y por quien quiso tener el mismo nombre) envió su bendición solemne. Y ahora su sucesor, el Papa Benedicto XVI celebrará la Misa el próximo domingo al pie de ese mismo monte.

Cabe recordar que en la Biblia vemos que los montes son lugares privilegiados para que Dios se manifieste. En un monte Dios probó y premió la fidelidad de Abraham (ver Gen 22, 1-18); Dios se le reveló a Moisés en una zarza que ardía en el monte Horeb, la ‘montaña de Dios’, y pidió que le dieran culto ahí (ver Ex 3, 1.12). En otro monte, el Sinaí, le entregó las tablas de la ley (ver Ex 19, 1-2.10-11.20ss). Los montes siempre han formado parte relevante de la historia del pueblo de Dios. Y no sólo en el Antiguo Testamento. También los Evangelios mencionan diversos montes: Jesús acostumbraba subir a un monte a orar (ver Mt 14,23; Mc 6,46; Lc 6,12); a buscar refugio de silencio y soledad (ver Jn 6,15); en un monte eligió a los Doce (ver Mc 3,13); pronunció el ‘sermón de la montaña’ (ver Mt 5,1ss); se transfiguró ante tres de Sus discípulos (ver Lc 9,28-36); oró antes de Su Pasión y fue aprehendido (ver Mt 26,30.36.47); fue crucificado, sepultado y resucitó (ver Jn 19,16-18.41-42; 20, 1-18); y desde un monte envió a Sus apóstoles a anunciar a todo el mundo la Buena Nueva (ver Mt 28, 16-19).

Qué elocuente y qué bello que el Papa nos convoque al pie de este monte santo, para hablarnos y enviarnos a edificar el Reino de Dios en nuestro corazón, en nuestra familia y en nuestra nación.
Alejandra María Sosa Elízaga*

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El Altar de Dolores
Dentro de las festividades Marianas celebradas por la Iglesia en México, arraigó de manera especial la dedicada a la Virgen María en su advocación como Nuestra Señora de los Dolores, que se celebra cada año en el sexto viernes de Cuaresma, mediante el montaje de altares.

Esta fiesta en honor de la Virgen Dolorosa que data de aproximadamente el año 1200. En la ciudad de Colonia, Alemania, en el Sínodo de 1413 ya se habla de conmemorar los Dolores de María. En nuestro país que son muestra del sincretismo religioso popular, se remontan al siglo XVI y se atribuye a los franciscanos su implementación en tierras americanas y posteriormente en las diferentes provincias. Las cofradías desempeñaron un papel importante en la difusión de esta devoción Mariana que llegó a ser muy popular durante la Colonia. Se estableció el viernes anterior a la Semana Santa para conmemorar a la Dolorosa. Precisamente el Viernes de Dolores se iniciaban las conmemoraciones de Semana Santa.

Esta veneración se extendió entre los fieles y el Altar a la Virgen Dolorosa se comenzó a colocar en casas, comercios y lugares públicos, sobre todo en el centro y el occidente del país. También se le llama Incendio, por la gran cantidad de luces que se le colocan.
E n las casas particulares los Altares suelen ser levantados con una imagen de la Virgen Dolorosa, con litografías o pinturas, muchas de ellas representadas sobre lámina; algunas eran esculturas expresivas y bellas que invitan a la meditación, a la contemplación y a la oración.

El Altar de Dolores es un poema sin palabras, fabricado tan sólo de carne palpitante de las metáforas, hecho con versos de flores aromadas, rimado con toronjas y naranjas y acentuado con el canto lastimero de palomas habaneras.

Tratar de consolar a la Virgen agasajándola, es característica de esta festividad. En muchos lugares d, hasta hace pocos años, durante los Viernes de Dolores, cualquier visitante podía entrar libremente a las casas donde hubiera un altar, pues las puertas estaban siempre abiertas para quien quisiera admirar el montaje dedicado a la Dolorosa. Los anfitriones obsequiaban a conocidos y extraños con «lágrimas de la Virgen», que eran sabrosas aguas frescas de limón, de chía, de menta, de jamaica o de horchata. Y es que las lágrimas, que para algunos son amargas o saladas, no pueden ser desagradables tratándose de la madre de Cristo, tienen que ser dulces. Cuando las personas llegaban a algún altar y tomaban agua fresca, decían que «ya había llorado la Virgen».Las familias acomodadas instalaban su altar luciendo sus mejores manteles, de lino o encaje; las personas humildes suplían los calados y las blondas con el famoso «papel picado» de china de colores azul, morado y blanco. Con los manteles, que fueran de papel o de tela, se recubrían las mesas o tablas escalonadas que servían de basamento para los adornos: esferas o bolas de cristal de colores, o bien esferas azogadas (de mercurio) de tonalidades moradas, doradas y plateadas; en las casas más modestas se colocaban, en lugar de las esferas, relucientes naranjas, que convertían el altar en una fiesta de gran colorido.

Pero había más: era necesario que la Virgen escuchara sonidos agradables, y el ingenio popular lo consiguió clavando en las naranjas pequeñas banderitas de «hojas de oro volador», de finísimo papel, que se pegaban a popotes de trigo. Luego, el altar se llenaba de luces: velas en ostentosos candelabros de plata o de bronce, o bien humildes veladoras en vasitos de vidrio de colores. El calor de las llamas hacía que el oro volador y el papel crujieran y se movieran produciendo destellos suaves y tenues murmullos semejantes al leve crepitar de la leña

Por otro lado es importante señalar que el Altar de Dolores, como todas las celebraciones litúrgicas, tiene un profundo mensaje de enseñanza religiosa, es pues toda una catequesis a través de símbolos y alegorías. Todos los objetos que aparecen en el altar representan elementos de la naturaleza que se conjugan para tratar de aminorar el sufrimiento de María ante la irremediable pérdida del amado hijo:

1.- La imagen de la Virgen de los Dolores, que en su rostro dolorido, sus lágrimas y su expresión nos recuerda por quienes sufrió su hijo divino. Ella está vestida con una túnica morada, color de la meditación, color de la penitencia, señal de que está sufriendo y meditando la Pasión. Su manto a veces es blanco, color de la maternidad. Ella es la madre del Nazareno y del que la contempla. Lleva aureola y resplandor, que indica su santidad, plena gracia y en el pecho una o siete espadas que recuerdan la profecía del anciano Simeón: Una espada atravesará tu corazón. Cuando son siete las espadas, generalmente en algunas pinturas, significan los siete colores que sufrió la Virgen María.

2.- El trigo germinado representa el cuerpo de Cristo, hecho pan. Otro significado es que el trigo termina regado por las lágrimas de María Santísima y representa la fecundidad como mujer corredentora de la humanidad.

3.- Las alfombras de yerbas olorosas o aserrín pintado son para hacer menos penoso su camino, acompañando al Señor en su calvario.

4.- El agua de colores representa, o bien las lágrimas derramadas en la pasión o la sangre derramada por nuestra salvación.

5.- En México el uso de las semillas representa a la naturaleza, que también se manifiesta en la Pasión del Señor.

6.- Las naranjas agrias, con banderitas de papel picado, aluden a la nueva Eva, pues la primera pecó al probar una manzana, el fruto prohibido. María Santísima vence al pecado al aceptar el sufrimiento que se representa en la fruta acre, amarga; las banderitas son festivas y mitigan los sufrimientos de María, a la vez que señalan el triunfo de nuestro Señor sobre la muerte y el pecado.

7.- Las flores y aves canoras simbolizan la solidaridad y el consuelo que los fieles brindan a la Virgen Dolorosa.

8.- Las velas significan luz, que es Cristo, el que ilumina el camino, y arden como un reflejo de nuestras almas que se desgastan en presencia de Dios.

Puede llevar este altar otros elementos, como esferas de vidrio azogado, ángeles de la Pasión u otros elementos que también tienen su significado. El Altar de Dolores, tradición que casi se acaba pese a ser una catequesis, es un homenaje, un desagravio y una preparación a conmemorar y a vivir los Misterios de Cristo en su Pasión-Muerte-Resurrección.

La costumbre del ALTAR DE DOLORES, por otra parte, era una oportunidad para que amigos y extraños convivieran amistosamente, pues a todos se les recibía con el mismo agrado.

La familia entera solía rezar el Rosario a una hora determinada y a ese homenaje piadoso se unían los visitantes.

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Prot. N° 20/2012
Circular Nº 12/2012/

Asunto: Bienvenida al Santo Padre Benedicto XVI


A los hermanos Presbíteros,
a los miembros de la Vida Consagrada
y a todos los fieles de la Diócesis de Querétaro:
 
¡Tú eres Pedro! Estas palabras de Jesús al Apóstol nos recuerdan que el Vicario de Cristo es la piedra sobre la cual descansa la Iglesia. Todavía resuenan las palabras que dijo al iniciar su pontificado: «Quien cree, nunca está solo; no lo está en la vida ni tampoco en la muerte».

¡Santo Padre la Iglesia que peregrina en México está con usted y queremos darle la más cordial bienvenida a estas tierras del Bajío de México!

Con el deseo de prepararnos lo mejor posible a la llegada del Santo Padre, les pido intensificar la oración en todas las parroquias y rectorías, pidiendo al Señor su Espíritu para que esta Visita Apostólica dé muchos frutos y nos renueve en el deseo de evangelizar con una fe recia, una esperanza viva y una caridad ardiente en un ambiente de paz y de esperanza.

Así mismo, les pido sea colocado en todos los templos de la Diócesis signos que motiven a los fieles a unirse a este acontecimiento: la Bandera del Vaticano, alguna foto del Santo Padre invitando a la oración por él, un letrero de bienvenida al Papa, motivos ornamentales en referencia a su visita en los templos y en las casas, y difundiendo la catequesis que en su momento se envió a las comunidades. Además, haciendo repicar las campanas a la hora de su llegada al Aeropuerto internacional de Guanajuato, el 23 de marzo a las 4:30 p.m.

Que cada una de una de nuestras parroquias, comunidades, grupos y familias se conviertan en antenas que difundan el mensaje del evangelio, a través de los medios creados especialmente para la Visita:

Radio por internet: www.radiocristorey.com, tendrá la trasmisión oficial de toda la visita del Papa.

Sitio web: www.diocesisdequeretaro.org.mx que nos enlaza con el sitio oficial de la Visita, con el segmento Conoce a Benedicto XVI.

Los diferentes medios de difusión por escrito en nuestra Diócesis les harán llegar la información oportuna.

Que la visita del Papa Benedicto XVI nos renueve a todos el deseo de servir a Cristo y a la Iglesia y a dar un impulso nuevo a la Evangelización en nuestra Diócesis de Querétaro.

En la Sede Episcopal de Santiago de Querétaro, a los 14 días del mes de marzo de 2012.

Fraternalmente en Cristo y María.
 
†  Faustino Armendáriz Jiménez
IX Obispo de Querétaro
 
Pbro. Dr. Jorge Hernández Nieto
Canciller

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Prot. N°. 13/2012
Circular N°.8/2012

Asunto: Sobre la Cuaresma


A los hermanos Presbíteros,
a los miembros de la Vida Consagrada
y a todos los fieles de la Diócesis de Querétaro:

La cuaresma es un tiempo oportuno para renovar nuestro camino de fe y de seguimiento del Señor como Discípulos Misioneros, es tiempo de intensificar la oración, el ayuno y el deseo de compartir con los demás. En este itinerario de fe nos ayudan la Palabra de Dios y los Sacramentos, especialmente la Sagrada Eucaristía y la Reconciliación.

El Santo Padre Benedicto XVI en su mensaje de cuaresma comenta un texto de la carta a los hebreos: «Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras» (10,24). En el que nos exhorta a ser responsables de los demás, a fijar la mirada en el otro, especialmente en Jesús y a no mostrarnos extraños e indiferentes dejando a su suerte al hermano, a ocupamos no solo de su bien material sino también espiritual, sobre todo con la práctica de la corrección fraterna en vistas a su salvación eterna. Al don de la reciprocidad porque unidos a Cristo en la Eucaristía nuestra vida entra en comunión con la de los demás, en cierto modo, ellos nos pertenecen; la práctica del ayuno, la oración y la limosna radican en esta comunión. A caminar juntos hacia la santidad hasta alcanzar la plena madurez en el amor y las buenas obras.

El mundo exige de nosotros un testimonio renovado de amor y fidelidad a Jesús, todos debemos entrar a competir en la caridad, en el servicio a los demás, y en las buenas obras. Por ello señalo algunas orientaciones que ayuden en el fortalecimiento de la vida cristiana en este tiempo: la practica del sacramento de la reconciliación y la Eucaristía, el conveniente ayuno, también los viernes de toda la cuaresma, la oración con la lectura orante de la Palabra de Dios, el fortalecimiento de la conciencia misionera comprometiéndonos en salir a anunciar el amor de Dios, porque a Misionar se aprende misionando; es así como detectaremos y nos fijaremos en las necesidades de nuestros hermanos en la comunidad para dar una respuesta a los mas necesitados, y hacer realidad el mandamiento de la caridad.

Que el tiempo cuaresmal no pase sin que la comunidad viva compromisos concretos, junto con todas las celebraciones que también ocupan nuestra atención y tiempo. Que nuestro camino de conversión se manifieste en las obras de amor, iniciando por estar muy cercanos y en búsqueda de los que sufren en nuestras comunidades.

Deseo que este santo tiempo de cuaresma sea fecundo, y nos prepare a todos para la celebración de la Pascua. Los encomiendo de corazón a la intercesión de la Santísima Virgen María.

En la Sede Episcopal de Santiago de Querétaro, a los 14 días del mes de febrero de 2012.

Fraternalmente en Cristo y María.

+ Faustino Armendáriz Jiménez
Obispo de Querétaro

Pbro.Jorge Hernández Nieto
Canciller

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Circulo Bíblico
Pbro. José Luis Salinas Ledesma
V Domingo de Cuaresma – Ciclo B

Lectura del texto: (Jn 12,20-33)
(Se pide la luz del Espíritu Santo)
Ven, Espíritu Santo Creador, a visitar nuestro corazón, repleta con tu gracia viva y celestial, nuestras almas que Tú creaste por amor. Tú que eres llamado Consolador, don del Dios altísimo y Señor, vertiente viva, fuego, que es la caridad, y también espiritual y divina unción. En cada sacramento te nos das, dedo de la diestra paternal. Eres Tú la promesa que el Padre nos dio, con tu palabra enriqueces nuestro cantar. Nuestros sentidos has de iluminar, los corazones enamorar, y nuestro cuerpo, presa de la tentación, con tu fuerza continua has de afirmar. Lejos al enemigo rechaza, tu paz danos pronto, sin tardar, y siendo Tú nuestro buen guía y conductor, evitemos así toda sombra de mal. Concédenos al Padre conocer, a Jesús, su Hijo comprender, y a Ti, Espíritu de ambos por amor, te creamos con ardiente y sólida fe. Al Padre demos gloria, pues es Dios, a su Hijo que resucitó, y también al Espíritu Consolador por todos los siglos de los siglos, honor. Amén.


(Cada uno lee en su Sagrada Escritura)
Entre los que habían llegado a Jerusalén para adorar a Dios en la fiesta de Pascua, había algunos griegos, los cuales se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le pidieron: «Señor, quisiéramos ver a Jesús». Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús y él les respondió: «Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado. Yo les aseguro que si el grano de trigo, sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre. Ahora que tengo miedo, ¿le voy a decir a mi Padre: ‘Padre, líbrame de esta hora ‘? No, pues precisamente para esta hora he venido. Padre, dale gloria a tu nombre». Se oyó entonces una voz que decía: «Lo he glorificado y volveré a glorificarlo». De entre los que estaban ahí presente y oyeron aquella voz, unos decían que había sido un trueno; otros, que le había hablado un ángel. Pero Jesús les dijo: «esa voz no ha venido por mí, sino por ustedes. Está llegando el juicio de este mundo; ya va a ser arrojado el príncipe de este mundo. Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí». Dijo esto, indicando de qué manera habría de morir.

Palabra del Señor.


Repasar el texto leído.
(Se pregunta a los participantes y responden leyendo los versículos en su Biblia)
¿Quiénes acuden a Jerusalén para la fiesta? v. 20 ¿Qué le piden a Felipe? v. 21 ¿A quién se lo comenta Felipe? v. 22 ¿Quiénes se lo dicen a Jesús? v. 22 ¿Qué dice y al mismo tiempo cuál es el anuncio de Jesús? v. 23-25 ¿Cuál es la invitación de Jesucristo? v. 26 ¿Cuál es el motivo de la angustia de Jesús? v. 27-28 ¿Qué palabras se expresaban de la voz que se escuchó? v. 28 ¿Qué afirma la gente de esa voz? v. 29 ¿Qué les dice Jesús al respecto? v. 30-32

Explicación del texto
Encontramos en este texto dos aspectos: Es la subida a Jerusalén de algunos griegos para ver a Jesús y la exaltación de Jesús en la Cruz. También tenemos dos ascensiones: la primera motivada por el atractivo humano de la pascua Hebrea y por la persona de Jesús. Y la segunda es la expresión de la voluntad salvífica del Padre, quien no duda en entregar a la muerte al Hijo unigénito, verdadero cordero pascual.

Entre el tiempo y el final de los tiempos, está la «hora» de Jesús, ya ha llegado, como indica la pregunta de los griegos, y por eso no reciben respuesta directa. El Padre responderá muy pronto de una manera elocuente. Se nos predice lo inminente, lo inaudito: La pasión del Hijo del Hombre. La pasión en Juan no será seguida por la gloria; más bien, coincidirá con ella. «Glorificación» y «Exaltación» se refieren contemporáneamente a la cruz y a la resurrección, que son dos aspectos de la hora de Jesús.

Quien quiera servirle se compromete en un mismo destino de muerte y de gloria. No se trata de consideraciones sólo a nivel de ideas. Jesús se siente profundamente conmovido con la perspectiva de lo que le espera, pero el centro de su ser se mantiene estable en su adhesión incondicional a la voluntad del padre, que Él vino a cumplir. Esta obediencia filial glorifica el nombre del Padre, puesto que manifiesta el amor trinitario y realiza la salvación del mundo. En esta entrega total de sí mismo, Jesús se revela como verdadero Hijo del Hombre, enviado a juzgar al mundo y a expulsar a su príncipe para inaugurar el Reino de Dios. La hora decisiva de la historia es su muerte en la cruz.

2. Meditación del texto
Como preparación próxima a la Semana Santa, el Evangelio de hoy es muy significativo en nuestro camino cuaresmal. Jesús ha subido a Jerusalén a la fiesta de la pascua. Algunos griegos acuden a Felipe y le dicen: «Quisiéramos ver a Jesús, quisiéramos conocerlo». Es una pregunta que también nosotros deberíamos hacernos siempre, porque siempre necesitamos acercarnos a Jesús, conocerlo de nuevo, como si nunca lo hubiésemos visto, porque nunca acabamos de conocer al Señor. Cada día deberíamos sentir cómo surge dentro de nosotros más vivamente este deseo de ver a Jesús. ¿Quién nos conducirá a Él? ¿Quién nos lo señalará? ¿Quién nos lo hará ver? Precisamente este deseo nos lleva a escuchar su Palabra, a buscarle en la Sagrada Escritura, en el Evangelio, en la Iglesia, en los sacramentos, de manera especial en la Eucaristía y en la reconciliación como lo afirma el documento de Aparecida, (n. 246-257); en los hermanos, sobre todo en el enfermo, en el que sufre, en el pobre.

Es necesario buscarle en nuestro corazón, ahora ya no debemos buscarle fuera de nosotros, porque Jesús vive en nosotros, si de verdad creemos. Lo más importante es participar íntimamente, con corazón de creyente, en el misterio de Cristo. Sólo así daremos fruto. Pero, ante todo Jesús nos recuerda que nadie vive verdaderamente si no acepta penetrar en el misterio del grano que muere, misterio vivido por Él antes que nadie.

Nosotros no tenemos fuerza suficiente para ahondar en la tierra fecunda, si no tenemos presente que el terreno para morir es el del amor, que da sentido a la cruz de Jesucristo, y a todas las cruces que se levantan junta a ella, esperando a su sombra el cumplimiento de la alianza nueva que es su pascua.

Si contemplamos a Jesús a quien vamos a seguir muy de cerca estos días próximos, seguramente caeremos en la cuenta que también nuestro camino incluye a veces momentos de dolor y de miedo. No sé si nos ha tocado alguna vez elevar súplicas con gritos y lágrimas a Dios para que nos ayude en momentos de crisis. Lo que sí es seguro es de que tenemos experiencia de que ser buenos cristianos, y seguir las huella de Cristo con el estilo de vida que nos enseñó, no es nada fácil.

A todos nos apetece más la salud, el triunfo, el éxito y los honores, que la renuncia, el sacrificio o el fracaso. Cristo nos ha enseñado que el mundo se salva no con alardes de poder, sino por medio de la cruz, que en este mundo nuestro no tiene ciertamente buena prensa ni popularidad. A pesar del aviso de Jesús, «el que se ama así mismo, se pierde», ¿a quién le viene el deseo espontáneo de amar a los demás y perdonar setenta veces siete y poner la otra mejilla?, puede sucedernos también a nosotros que tenemos el deseo de «ver a Jesús», como aquellos griegos que, por medio de Felipe, rogaban: «quisiéramos ver a Jesús». Tal vez les movía el deseo de conocerlo, de los milagros y de las palabras consoladoras y las manos que bendicen y curan. Y se encontraron con que Jesús, al saber de su petición, se define a sí mismo como el grano de trigo que cae en la tierra y muere, para poder dar fruto. Nos gustaría también a nosotros «ver» a ese Jesús que guía, que consuela, que bendice. Pero además de eso, nos encontramos con el Jesús que nos dice que «el que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor. O, como dijo en otra ocasión, «quien quiera seguirme, tome su cruz de cada día y sígame».

3. Compromiso personal y comunitario
(Cada participante puede proponer compromisos personales y comunitarios).
·Piensa y medita en situaciones cuando has tenido que «morir» a algo, por los cuales has experimentado crecimiento y plenitud. ·Haz oración siempre, ante el Santísimo Sacramento, o ante la imagen de Jesús Crucificado, pensando y meditando sobre el valor de la vida humana. ·Impulsar más fuertemente el Kerygma, para suscitar el encuentro con Jesucristo vivo. ·Entender y experimentar que en el contacto con la palabra de Dios, se vive el único mandamiento que es el amor a Dios haciendo el bien al prójimo y a uno mismo. ·Fortalecer el encuentro con Jesucristo también en los Sacramentos, de manera especial, en la Eucaristía y la Reconciliación. ·Seguir a Jesucristo implica un proceso en nuestra vida cristiana, aprovecha el proceso que ofrece tu parroquia, a través de la Misión permanente.

4. Oración
(Se puede hacer alguna oración en voz alta donde participen quienes gusten dando gracias a Dios por la palabra escuchada. Se puede recitar algún Salmo o alguna oración ya formulada).

También nosotros queremos verte, Jesús, en esta hora en que, como semilla, te siembras en la tierra de nuestro dolor y germinas en apretada espiga, esperanza de mies abundante. Tú nos descubres qué dulce es morir para el que ama y se da con alegría. Perder la vida por Ti y contigo es encontrarla. Entonces hasta el llanto florece en sonrisa. En tus llagas encontramos refugio y en ellas encuentra sentido el padecer humano. Solo mirándote hallamos fuerza para abandonarnos confiadamente en las manos paternas de Dios. Amen.

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La Patrona de la Diócesis (Primera de dos partes)

El M. I. Mons. Cango. Rafael Herrera, en su libro titulado «Galería de los Excelentísimos y Reverendísimos Señor Obispos y de los Muy Ilustres Señores Capitulares de la Santa Iglesia Catedral de la Diócesis de Querétaro», en relación a la Imagen de Nuestra Señora del Pueblito. que se venera en la actual cabecera del municipio de Corregidora (Villa Corregidora) en la página 21 afirma: «...El 5 de junio de 1830 fue jurada Patrona particular del estado de Querétaro por su Congreso. El 13 de abril de 1875 la proclamaron Patrona de la Diócesis (Patronato que no fue confirmado por la Santa Sede) y del mismo V. Cabildo, el Excmo. Sr. D. Ramón Camacho y su Senado Capitular.» Ya el 12 de octubre de 1922, el Papa Pío XI había concedió la Coronación Pontificia solicitada por el Excmo. Sr. Obispo Diocesano D. Francisco Banegas Galván y el Comisario principal el R. P. Fr. Buenaventura Tovar. Y nombró al Excmo. SR. Delegado Apostólico en México, Mons. D. Ernesto Filippi para que en nombre de Su Santidad la coronara. La expulsión del Excmo. Sr. Delegado por el gobierno de la nación y la alteración del orden publico que se siguió impidieron por entonces la coronación. Y así por muchas circunstancias adversas, imposibilitaron ocuparse de este importantísimo negocio.

EI7 de octubre de 1943, S.S. el Papa Pió XII, concedió la Coronación de la Imagen de Nuestra Señora del Pueblito y delegando para ella al mismo Señor Obispo Diocesano el Excmo. Sr. D. Marciano Tinajero. En el campo deportivo de la Cruz, el 17 de octubre de 1946 el Excmo. Sr. Obispo de la Diócesis D. Marciano Tinajero y Estrada, colocó en la cabeza de la milagrosa Imagen de Nuestra Señora del Pueblito, lo mismo hizo con la Imagen del Niño Dios que la acompaña.

EI Excmo. Sr. Tinajero, el 17 de octubre de 1948, la proclamo Patrona Principal de la Ciudad Episcopal de Querétaro, Su Santidad el Papa Pío XII, el 11 de octubre de 1949, confirmó la elección de Patrona Principal de la ciudad de Querétaro. El 18 de mayo de 1958, el Excmo. Sr. Toriz Cobían, en el salón de actos del Templo de San Francisco se comprometió solemnemente a trabajar para que la Santa Sede la declarase Patrona Principal de la Diócesis y el Venerable Cabildo le pidió que lo solicitara para el Primer Centenario de la Diócesis que se celebraría el 26 de enero de1963; pero hasta su dimisión, el 25 de octubre de 1988, no lo realizó.

Nuestra Señora de los Dolores de Soriano

Con motivo de la celebración del Primer Centenario de la Diócesis, a petición de los sacerdotes de la Diócesis, el 25 de marzo de 1963, el Excmo. Sr. Obispo D. Alfonso Toriz Cobián, pide a SS el Papa Juan XXIII, la Coronación de la Imagen de Nuestra Señora de los Dolores de Soriano. El 15 de agosto, el Sr. Obispo anunciaba la Coronación Pontificia de la Imagen de Soriano, autorizando y nombrado el Santo Padre, al Emmo. Sr. Cardenal José Garibi Rivera, para hacer en su nombre la Coronación. En noviembre de 1963, la milagrosa Imagen, por primera vez en su historia, deja su Santuario de Soriano y se la lleva a la ciudad de Querétaro y a Parroquias foráneas para ser allí conocida y venerada.

Por fin el 7 de febrero de 1964, el Emmo. Cardenal Sr. José Garibi Rivera y el Excmo. Sr. Alfonso Toriz, en nombre de Su Santidad Paulo VI depositaron sobre la cabeza de la Imagen de Nuestra Madre la Corona en medio de un delirante gozo de la multitud, del Excmo. y Rvmo. Sr. Delegado Apostólico en México, Dr. D. Luis Raimondi; el Excmo. y Rvmo. Sr. Arzobispo de México, Dr. D. Miguel Darío Miranda, que predicó elocuente sermón, de otro cuatro prelados, de más de un centenar de sacerdotes y del numeroso concurso de fieles que llenaron la grande explanada en que se efectuó el acto.

No contentos con esto el 1° de enero de 1965, se forma el comité Pro Jura del Patronato de Nuestra Señora de los Dolores de Soriano sobre la Diócesis de Querétaro. El Presidente del Comité, Mons. Ezequiel de la Isla, enviaba una comunicación a los sacerdotes de la Diócesis, en la que trazaba el camino para conseguir que, si no todos los fieles, a lo menos la mayor parte de los de cada una de las parroquias de la Diócesis hagan la misma petición al Prelado Diocesano hasta lograr sea un verdadero plebiscito del clero y pueblo a favor del Patronato de la Santísima Virgen de Soriano. Entonces el señor Obispo si se dignará acceder a ella, decretará la Jura del Patronato en las formas canónicas. Proclamado el patronato, el señor Obispo debía solicitar al Papa la confirmación de él, para que sea realmente en el sentido litúrgico.

Para llegar a tan feliz término era necesario promover en toda la Diócesis el conocimiento, amor y devoción a la Santísima Virgen. Y nada mejor que la visita de la Imagen a cada una de las parroquias a donde podía ser llevada sin sufrir detrimento alguno. Algo interesante, el Excmo. Sr. Obispo encomendó a Nuestra Señora de los Dolores, entre otras necesidades que lo preocupaban, la de dar término a las construcciones del nuevo (el actual) edificio del Seminario, para lo cual necesita urgentemente una fuerte suma de dinero. Para esto, todas las limosnas de la visita se entregarían al señor Obispo con este fin. En la visita de la V. Imagen, se pediría a los fieles su firma. (Boletín Eclesiástico de la Diócesis de Querétaro, Marzo 1966, Pág. 39-40). Se recogieron numerosas firmas que alcanzaron la solicitud al Excmo. Sr. Obispo para que se dignara declararla Patrona Principal de la Diócesis.

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Cápsula de Liturgia
CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS DIRECTORIO SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA PRINCIPIOS Y ORIENTACIONES CIUDAD DEL VATICANO 2002.
Capítulo VIII
SANTUARIOS Y PEREGRINACIONES

261. El santuario, tanto si está dedicado a la Santísima Trinidad como a Cristo el Señor, a la Virgen, a los Ángeles, a los Santos o a los Beatos, es quizá el lugar donde las relaciones entre Liturgia y piedad popular son más frecuentes y evidentes. «En los santuarios se debe proporcionar a los fieles de manera más abundante los medios de la salvación, predicando con diligencia la Palabra de Dios y fomentando con esmero la vida litúrgica, principalmente mediante la celebración de la Eucaristía y la penitencia, y practicando también otras formas aprobadas de piedad popular».

En estrecha relación con el santuario está la peregrinación, que también es una expresión muy difundida y característica de la piedad popular.
En nuestros días, el interés por los santuarios y la participación en las peregrinaciones, lejos de haberse debilitado por el secularismo, gozan de amplio favor entre los fieles.

Parece conveniente, en conformidad con los objetivos de este Documento, ofrecer algunas indicaciones para que, en la actividad pastoral de los santuarios y en el desarrollo de las peregrinaciones, se establezca y favorezca una relación correcta entre acciones litúrgicas y ejercicios de piedad.
El Santuario Algunos principios.

262. Según la revelación cristiana, el santuario supremo y definitivo es Cristo resucitado (cfr. Jn 2,18-21; Ap 21,22), en torno al cual se congrega y organiza la comunidad de los discípulos, que a su vez es la nueva casa del Señor (cfr. 1 Pe 2,5; Ef 2,19-22).

Desde un punto de vista teológico, el santuario, que no pocas veces ha surgido de un movimiento de piedad popular, es un signo de la presencia activa, salvífica, del Señor en la historia y un refugio donde el pueblo de Dios, peregrino por los caminos del mundo hacia la Ciudad futura (cfr. Heb 13,14), restaura sus fuerzas para continuar la marcha.

263. El santuario, como las iglesias, tiene un gran valor simbólico: es imagen de la «morada de Dios con los hombres» (Ap 21,3) y remite al «misterio del Templo» que se ha realizado en el cuerpo de Cristo (Cfr. Jn 1,14; 2,21), en la comunidad eclesial (cfr. 1 Pe 2,5) y en cada uno de los fieles (cfr. 1 Cor 3,16-17; 6,19; 2 Cor 6,16).

A los ojos de los fieles los santuarios son:

- por su origen, quizá, recuerdo de un acontecimiento considerado milagroso, que ha determinado la aparición de manifestaciones de devoción duradera, o de testimonio de la piedad y el agradecimiento de un pueblo por los beneficios recibidos;

- por los frecuentes signos de misericordia que suceden en ellos, lugares privilegiados de la asistencia divina y de la intercesión de la Virgen María, de los Santos o de los Beatos;

- por la situación, con frecuencia aislada y elevada, y por la belleza, ya sea austera, ya exuberante de los lugares en los que se encuentran, signo de la armonía del cosmos y reflejo de la belleza divina;

- por la predicación que allí resuena, llamada eficaz a la conversión, invitación a vivir en la caridad y aumentar las obras de misericordia, exhortación a llevar una vida caracterizada por el seguimiento de Cristo.

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DE PARROQUIA EN PARROQUIA
Pbro. Reynaldo Huerta Cerna deparroquiaenparroquia@hotmail.com
Nuestra Señora de Guadalupe
El Colorado, Municipio del Marqués, Qro.

El párroco del Colorado, el padre Tomás Cano Garduño es una persona de amplia cultura, de amena charla y de un trato fraternal afectuoso. Él me describió la situación social, humana y religiosa de la comunidad. Tal vez con otras palabras, pero esto fue lo que me dijo: La historia de «El Colorado», como asentamiento humano, hasta 1961, fue prácticamente irrelevante. Hasta entonces había en el lugar un puñado de casas habitación donde predominaba el ambiente agrícola, junto a la antigua carretera de 2 carriles, a la ciudad de México. En esas fechas, precisamente el 6 de marzo, hace exactamente 50 años, cuando el señor Cura, el padre José Luz Mendoza tuvo a bien enviar al presbítero Francisco Muñoz Guerrero a vivir en El Colorado, y de esta forma se convirtió en «Vicaría Residencial», todavía dependiente totalmente de la Parroquia de San Pedro Apóstol de «La Cañada», pero ya con un sacerdote viviendo allí mismo.

El siguiente paso se dio el 9 de diciembre, día de la primera aparición de la Santísima Virgen de Guadalupe en el Tepeyac, cuando esta comunidad se convirtió en «Vicaría Fija», o sea, el equivalente del actual paradigma de «Cuasi-parroquia». Finalmente el 13 de agosto de 1979 se erige en parroquia, tomando como nombre oficial el de «Santa María de Guadalupe, Reina de las Américas» siendo su primer párroco el padre Antonio Gutiérrez Morales. En cuanto al título, el padre Tomás, ha promovido que se modifique, ya que según dice, por lo largo, es muy impráctico al usarlo en los documentos oficiales propios de la parroquia, y si se acortara a «Santa María de Guadalupe», coincidiría con el de la vecina parroquia de Escobedo. Por ese motivo se promovió que oficialmente lleve el título de «Nuestra Señora de Guadalupe».

Con la construcción de la autopista y la instalación de 3 parques industriales inició para «El Colorado», desde hace los 50 años, una época de «Progreso» en la que no todo ha sido positivo, sino que se trastocó el tejido social, se envilecieron las costumbres y de la tranquilidad y paz antiguas, realmente queda poco. El perpetuo e incesante ruido, propio de la autopista, está ahí en la mente de cada uno de «los coloradendes» y les ha contaminado los oídos, y se pudiera decir que hasta el alma. Han proliferado el alcoholismo, la drogadicción; la prostitución de hombres y mujeres que dan servicio a los «traileros» que allí hacen «stop» nocturno, es una lacerante realidad que va corroyendo a la comunidad dejando una estela de enfermedad y de muerte.

En el Colorado hay una mínima proporción de jóvenes que estudian una carrera profesional. Existe una enorme deserción estudiantil que se va ampliando a partir de la primaria, de tal manera que de 100 alumnos que inician sus estudios básicos, solo 5 o 6 terminan la preparatoria, y se cuentan con los dedos de una mano, los profesionistas que hay en la comunidad, originarios del Colorado. Dice el padre Tomás que en realidad son pocos los que emigran a buscar trabajo en otras partes, porque trabajo sí hay, el problema está en que hay poca educación y un gran relajamiento de las costumbres de antaño.

Contrapuesto a este panorama desolador y hasta cierto punto deprimente, encontramos una estructura parroquial vigorosa, y en cuanto a los espacios, muy amplia. Existe un templo parroquial sencillo, pero de tamaño aceptable con 3 naves, construido en tiempos recientes, pero con un estilo tradicional. Quedé admirado del estilo sobrio y bien atinado del altar, la sede y el ambón, los tres fabricados en mármol negro con algunas vetas de color blanco. El atrio es amplísimo, y cuenta con una «capilla abierta» que recuerda a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe del Tepeyac. El número de personas que puede acomodar este lugar fácilmente rebasa los 3,000 asistentes. El área del presbiterio de esta capilla abierta, ha sido diseñado y construido con gran esmero y sabiduría; a leguas se ve que no se han escatimado recursos materiales para la obra de Dios.

En cuanto al Plan Diocesano de Pastoral, el padre Tomás afirma que se está aplicando en tiempo y forma. Todas las comisiones y dimensiones existen en las 10 comunidades que conforman la parroquia. Hay 10 centros de catecismo organizados por el párroco y auxiliado por 60 catequistas. Un dato alentador: En los últimos 3 meses han hecho su Primera Comunión casi 600 niños.

Las vocaciones sacerdotales han florecido y siguen floreciendo en esta parroquia. Hay 3 seminaristas en la etapa de filosofía del seminario Conciliar y 3 sacerdotes son originarios de esta parroquia: Los padres Nazario García, Raymundo Frausto y Mauricio Ruiz.

Finalmente le pedí al padre Tomás un mensaje. Helo aquí: «Tenemos que trabajar todos unidos por la misma Fe y la misma Esperanza. La solidaridad debe ser un factor determinante para salir de nuestros problemas, y con la ayuda de Dios y de María Santísima, avocarnos a erradicar los vicios que nos están destrozando, pero mientras haya vida hay esperanza. Les deseo a todos la paz y el Amor del Señor Dios. ¡Adelante Caminante!». ¡QUE DIOS NOS CONSERVE ALEGRES EN SU SANTO SERVICIO!

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