jueves, 3 de julio de 2008

Comunión Querétaro N°542 06/julio/2008 Voz de nuestro pastor...




Año Paulino


El papa Benedicto XVI nos ofrece un año dedicado al gran Apóstol San Pablo, para recordar los dos mil años de su nacimiento y agradecer a Dios este regalo maravilloso que hizo a su Iglesia. Saulo, el perseguidor, se convierte en Pablo, el discípulo y misionero de Jesucristo. Para iniciar este año paulino y esta página en nuestro periódico Comunión, le voy a pedir prestadas sus sabias palabras al cardenal Juan Bautista Re, Presidente de la Pontifica Comisión para América Latina en su prefacio a la magnífica obra «Aparecida 2007. Luces para América Latina» que acaba de publicar la Librería Editrice Vaticana:

«San Pablo decía algo que cada uno de los cristianos debería decir de sí mismo: «¡lejos de gloriarme si no es en la cruz de Nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo está crucificado para mi y yo para el mundo!»(Gál. 6, 14), San Pablo se nos muestra en sus Cartas y en el libro de Los Hechos como un hombre profundamente enamorado de Cristo, convencido de que él es el único Salvador que trae la vida nueva y definitiva al hombre. Por eso dedica su capacidad y su vida a anunciarlo al mundo judío y al mundo gentil. Y no tiene otro anuncio ni otro evangelio, sino el de Cristo Crucificado.


¿A qué se debió la transformación del fariseo celoso de la ley, Saulo de Tarso, en Pablo, anunciador incansable del evangelio de salvación traído por Cristo? A su encuentro en Damasco con Jesús viviente (cf. Hech 9, 1-20). En este pasaje tenemos todos los elementos del encuentro: la iniciativa de Jesús, que lo llama a ser su enviado para que anuncie su nombre; la respuesta de Saulo, en total disponibilidad y obediencia de fe: «Señor, qué quieres que haga?; el resultado del encuentro: Saulo se convierte en discípulo que ha creído en Cristo y lo sigue; en misionero que anuncia a los demás lo que ha visto oído, recibido y creído» (Pg. 8).


Pablo es un modelo perfecto y guía autorizado para cumplir con la propuesta que nos hacen nuestros obispos de América Latina en su documento de Aparecida: Ser verdaderos discípulos y misioneros de Jesucristo. Agradecemos al Papa Benedicto XVI el haber ofrecido a la Iglesia este Año Paulino y esperamos que las catorce Cartas de San Pablo lleguen a su domicilio: a su familia y a su corazón y transformen y alienten su vida cristiana.

+ Mario De Gasperín Gasperín
Obispo de Querétaro

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