martes, 24 de abril de 2012

Comunión, Órgano oficial de la Diócesis de Querétaro, 29 de Abril de 2012 No. 741

Agenda:
Segundo Encuentro Diocesano de Ministros Extraordinarios de la Comunión
 Día: 5 de Mayo del 2012
Lugar: Seminario Conciliar de Nuestra Señora de Guadalupe
Horario: 8.30 a.m. - 3.00 p.m.
Destinatarios; Todos los MEC’s de nuestra Diócesis y todos los sacerdotes.


Recomendación:
Película, La CRISTIADA narra la época de la persecución a la Iglesia católica entre los años 1926 y 1929, a cargo del presidente Plutarco Elías calles.   La película es dirigida por el estadounidense Dean Wright. Y entre los actores reconocidos que aparecen en la cinta están: Andy Garcia, Rubén Blades, Peter O’toole, Santiago Cabrera, Eva Longoría y muchos más.

Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y día de nuestro Seminario
 La XLIX (49) Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, que se celebrará el 29 de abril, cuarto domingo de Pascua, el Santo Padre Benedicto XVI en el mensaje del para la XLIX Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, reflexiona sobre el tema: «Las vocaciones don de la caridad de Dios». 

Refiriéndose en concreto al a la vocación el Papa en su mensaje afirma que es don de la caridad de Dios. Él es quien da el «primer paso» y no como consecuencia de una bondad particular que encuentra en nosotros, sino en virtud de la presencia de su mismo amor «derramado en nuestros corazones por el Espíritu» (Rm 5,5). El Papa enfatiza, «Es preciso por tanto volver a anunciar, especialmente a las nuevas generaciones, la belleza cautivadora de ese amor divino, que precede y acompaña: es el resorte secreto, es la motivación que nunca falla, ni siquiera en las circunstancias más difíciles. La grandeza de la vida cristiana consiste en efecto en amar «como» lo hace Dios; se trata de un amor que se manifiesta en el don total de sí mismo fiel y fecundo».

El Papa pone de relieve que en el marco de la Jornada mundial de Oración por las vocaciones, los pastores y todos los fieles laicos han de colaborar siempre para que en la Iglesia se multipliquen esas «casas y escuelas de comunión» siguiendo el modelo de la Sagrada Familia de Nazaret, reflejo armonioso en la tierra de la vida de la Santísima Trinidad.


Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano
Del 16 al 20 de abril más de cien Obispos entre ellos nuestro señor Obispo D. Faustino Armendáriz Jiménez y D. Mario De Gasperín Gasperín Obispo Emérito de nuestra Diócesis, se reunieron en 94 Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano, en su sede de Lago de Guadalupe. Esta Asamblea plenaria se desarrollo bajo el lema «La misión de la familia en la verdad y la esperanza en el México del Tercer Milenio». Se reunieron por separado con cada uno de los cuatro candidatos presidenciales, los obispos del país hicieron un llamado a los políticos y legisladores a salvaguardar los derechos e integridad de las familias mexicanas.



LA VOZ DE NUESTRO SEÑOR OBISPO
† Faustino Armendáriz Jiménez.

IX Obispo de Querétaro
Que Jesús entre y nos centre
El anuncio de la resurrección a las mujeres y la aparición a los discípulos son los datos más reiterativos en los relatos pascuales. San Lucas destaca algunos temas muy interesantes que aparecen en los relatos de resurrección: la presencia de Jesús en medio de los discípulos y de la comunidad; la paz y la alegría como fruto del encuentro con Él; la identidad entre el crucificado y el resucitado; el compartir lo cotidiano, como el comer con ellos; la promesa del envío del Espíritu Santo y el ser testigos en la MISIÓN. Es por lo tanto, la narración de la Resurrección como encuentro, recuerdo y misión.

Gracias al encuentro con el resucitado, a los discípulos se les abre la inteligencia para comprender las Escrituras. Comprender las Escrituras es comprender el proyecto de Dios, la realización de su Reino y la aceptación de un Mesías cuyo camino pasa por el sufrimiento y la muerte, y no por el triunfo y poder humano.

Pero no es tan claro para los discípulos que siguen preguntando, «¿Es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?». Ellos siguen pensando en un Mesías triunfal y político. Por ello la tajante orden de Jesús de no emprender nada antes de ser revestidos con la fuerza del Espíritu Santo. Ante la obstinación del discípulo, Jesús no cede, porque sólo tras recibir el don del Espíritu Santo serán testigos de un Mesías muerto y resucitado.

Esta es la tarea de todo discípulo, sólo el que se queda impasible, callado o indiferente no puede decir y mucho menos presentarse como seguidor de Cristo, que ha recibido la fuerza y la luz de Dios, su Espíritu. Quien le apueste a una vida cristiana fácil, se equivoca.

Creer hoy es comprometerse GOZOSAMENTE con Dios, con nuestra conciencia, con los demás, con el mundo y con la vida; con Jesús y el Reino. Creer es vivir nuestra vida con Espíritu pascual, es decir como nacimiento constante a la vida nueva de Dios.

Creerle a Jesús es atreverse, como los discípulos, a luchar permanentemente y en serio por cambiar nuestro corazón, cambiando el rumbo de nuestra vida y dando razón de nuestra esperanza, a pesar de todas nuestras resistencias interiores y exteriores, ¡que abundan!
Les invito: a dejar que Dios se coloque en medio de nosotros. Que Jesús entre y nos centre; les invito a escuchar en silencio, fijar los ojos en Jesús y descubrir que nos está diciendo, escuchar para que se nos ablande el corazón; a compartir la comida, porque el compartir nos abre los ojos y nos hace reconocer al resucitado; a ser testigos, Jesús nos escoge, nos llama y nos envía.
No podemos quedarnos con los brazos cruzados ante los retos de la Pascua. ¡Ánimo!

† Faustino Armendáriz Jiménez
IX Obispo de Querétaro


SIGNOS VITALES
La dificultad de creer en el resucitado
Son estos tiempos de Pascua, portadores de alegría con el regusto pleno de una victoria. Es una lástima que nuestro entorno de hoy no sea tan claramente Pascual. Pero debemos intentar que la alegría de estos días no se eclipse jamás, para conseguirlo deberemos profundizar, contemplar y meditar todos estos episodios del tiempo posterior a la Resurrección. Jesús va a mostrar a sus discípulos –y a partir de ahí a toda la humanidad— la prueba de un cuerpo glorioso. Y es que en la actividad que se narra en los primeros versos del Libro del Hecho de los Apóstoles es trabajo de Iglesia, de pura Iglesia. No hay profundas diferencias con lo que iba ser a partir de entonces el trabajo de la Iglesia con lo que es ahora. Y ahí es donde la catequesis de Jesús Resucitado debió de incidir más. Ciertamente, que el Espíritu que llegó en Pentecostés, haría el resto. Pero cuando Jesús, en el momento de la Ascensión, allá en Betania, les encomendó llevar la Palabra hasta los confines del mundo, ya daba el encargo que ahora otros muchos hacemos nuestro. Porque es Jesús Resucitado quien nos manda expandir la Palabra de Dios.

Es la primicia de la resurrección futura de todos, de nosotros, de quienes nos procedieron y de aquellos que vivirán cuando nos hayamos ido. Y esa victoria sobre la muerte es un mensaje de plenitud, del que ahora no tenemos más seguridad que la que nos da la Fe. Y así sabemos que la muerte —un día— habrá perdido su aguijón. Pero es difícil de imaginar, de suponer, de creérselo. Y no es extraño. Porque hace más dos mil años ocurrió lo mismo. Claro que el Resucitado, primero; y el Espíritu Santo; después; vinieron en ayuda de los amigos de Jesús. Ahora también. La fuerza del Resucitado nos llena de fe, esperanza y paz. Y el Espíritu ya está cercano.

Cincuenta días
Interesa también otro aspecto, aunque igualmente tampoco disponemos de demasiada información. Jesús Resucitado pasó junto a los suyos cincuenta días enseñándoles. Las enseñanzas del Señor ya no se parecerían a las que había dado antes. No hay mucha información al respecto en los Evangelios. Jesús, sobre todo, anuncia la llegada del Espíritu Santo y ordena iniciar una predicación continua hasta el fin de los tiempos. Pero, tal vez, a nosotros nos gustaría saber más de esa enseñanza. Parece que ese mayor contenido doctrinal es «aprovechado» por San Pablo. El de Tarso fue capaz de reunir un cuerpo doctrinal de extraordinaria importancia y enorme hondura. Hoy –y siempre—la teología cristiana y, también, la cristología sigue basándose en el discurso de Pablo de Tarso.


Nos gustaría, de todos modos, tener la solución a un hermoso y difícil enigma. A ese importante camino de enseñanza, que desde luego fue preconizada en los tiempos anteriores a su Pasión. Pero lo más atractivo para los discípulos, después de la Resurrección es que ya no tendrían duda de que hablaban con el Hijo de Dios, con el mismo Dios, porque «si me habéis visto a mí, habéis visto al Padre», les repetiría. Y además tuvo que comunicar esa visión profética, con anticipo histórico, de lo que iba a ser el trabajo por la búsqueda del Reino del Dios y la «biografía» de la Iglesia.


Trabajo de iglesia
Y es que en la actividad que se narra en los primeros versos del Libro del Hecho de los Apóstoles es trabajo de Iglesia, de pura Iglesia. No hay profundas diferencias con lo que iba ser a partir de entonces el trabajo de la Iglesia con lo que es ahora. Y ahí es donde la catequesis de Jesús Resucitado debió de incidir más. Ciertamente, que el Espíritu que llegó en Pentecostés, haría el resto. Pero cuando Jesús, en el momento de la Ascensión, allá en Betania, les encomendó llevar la Palabra hasta los confines del mundo, ya daba el encargo que ahora otros muchos hacemos nuestro. Porque es Jesús Resucitado quien nos manda expandir la Palabra de Dios.


Taller para Adolescentes y Jóvenes: Proyecto de vida
Reencontrar el Sentido de la vida es una prioridad pastoral en la Diócesis de Queré­taro en la tercera etapa de nuestro proceso de pastoral del periodo 2010 al 2016. Si se habla de un reencontrar suponemos que se tenía o se poseía antes, que se encontró, y que, algo sucedió para que se perdiera o se olvidara.

Tomando de referencia la medicina preventiva o la prevención de accidentes, en la pastoral vocacional dirigida a los adolescentes y jóvenes, queremos ofrecer este instrumento de trabajo a manera de taller para prevenir la pérdida del sentido, el no tener metas o proyectos de la vida. Sucede que pensamos en proyectos de tra­bajo, de viajes, de construcción pero poco de elaboración de un plan de vida que ayude a tener sentido, dirección o razón de ser y por qué hacer las cosas.

Es por eso que tenemos a nuestra disposición esta herramienta para la elaboración de un proyecto de vida personal, con lo que prevenimos la pérdida del sentido so­cial. Está pensado para los grupos parroquiales juveniles y adolescentes así como para los alumnos de las escuelas o Colegios a los que se les quiera ofrecer una orientación vocacional que incluye algunos elementos cristianos.

En el material sugerimos algunas cosas generales para su mejor aprovechamiento. Esperamos sea de mucha utilidad y se enriquezca con la creatividad y conocimien­tos de quien lo imparta para que los jóvenes encuentren el sentido de la vida y nunca más lo pierdan.
Pbro. Rogelio Balderas
Promotor Vocacional

Indicaciones generales

• Que el grupo juvenil no sea mayor de 30 ni menor de 10 personas.

• Prever con tiempo el material a utilizar para no improvisar.

• Puntualidad al iniciar y finalizar.

• Se sugiere que el equipo de orientadores sea de 3 personas mínimo para facilitar el trabajo.

• Que los orientadores tengan una actitud de escucha y acompañamiento per­sonalizado

• Que el orientador tenga cierta formación cristiana básica.

• Ofrecer espacios de oración donde se confronte el proyecto de vida con el proyecto de Dios.

• Se puede ofrecer a los jóvenes de 3º. De secundaria y preparatoria.

• El taller está pensado para un día y medio de trabajo, o bien una semana con dos horas cada día, incluso dos horas cada ocho días, según las posibilidades del grupo o parroquia.



Curso Básico de Música litúrgica
«Para la gloria de Dios y la Santificación de los fieles»
El Departamento Episcopal Mexicano de Música Litúrgica (DEMUSLI) ofrece este valioso material como apoyo a los numerosos coros parroquiales que hay en nuestras diócesis, los cuales desempeñan una importante función en la liturgia y, por l0 mismo, requieren de una adecuada capacitación y formación.


Al tiempo que desde las Escuelas Diocesanas se promueven a los Músicos de Iglesia, no se desatiende la orientación y el acompañamiento de la gran variedad de coros parroquiales, aunque no se dediquen a tiempo completo a la música litúrgica.

La Eucaristía es el tesoro más grande que tenemos en la Iglesia y la música litúrgica es parte integrante de ella, no un mero adorno o complemento. Por eso debemos esmeramos en que la música litúrgica dignifique nuestras celebraciones y favorezca la participación de la asamblea, para la gloria de Dios y santificación del pueblo cristiano.

Estos materiales, que originalmente se imprimieron en tres fascículos, surgen de la experiencia pastoral del Equipo Diocesano de Música Litúrgica de Querétaro, el cual aceptó colaborar con el DEMUSLI para integrar el Programa Itinerante de Formación.

En este texto se ofrece una formación básica en las áreas litúrgica, espiritual, humana y técnico musical. Seguramente habrá quienes profundizarán y enriquecerán estos contenidos desde su experiencia y los aplicarán a la realidad de sus grupos corales.

Se agradece al Padre Benjamín Vega Robles y a quienes han participado en la elaboración de este Curso Básico de Música Litúrgica, confiando en que irá dando fruto en todo el territorio nacional, para que los integrantes de nuestros coros parroquiales, más allá de un mero servicio o actividad pastoral, tengan una profunda vivencia de su fe en el seno de la iglesia, nutridos siempre por la Sagrada Eucaristía.

A la venta en Libreria Curia Diocesana Reforma 48. Centro Histórico, Santiago de Querétaro, Qro. (442) 2125354

Magisterio de nuestro señor Obispo
Celebración Eucarística en la Fiesta Litúrgica de Nuestra Madre Santísima del Pueblito
Santa Iglesia Catedral, Santiago de Querétaro, Qro., 21 de abril de 2012

Estimados hermanos sacerdotes:
Queridos diáconos:
Apreciados Hijos de San Francisco, tanto regulares como seglares:
Hermanos y hermanas todos en el Señor:

Al reunirnos en esta mañana para celebrar el misterio pascual de Jesucristo, les saludo a cada uno de ustedes con la alegría del Resucitado, pues esta es la alegría que ha de llenar nuestra vida de esperanza y alimentar en nuestro peregrinar los corazones deseosos de contemplar el rostro de Dios.


Agradezco de manera significativa la presencia de los Hijos de San Francisco quienes con su espíritu evangelizador y misionero, promueven entre nosotros la devoción a la Bienaventurada Virgen María. En este día sábado II de pascua en que celebramos la fiesta litúrgica de la Virgen del Pueblito, aprobada su Santidad el Papa León XIII y posteriormente confirmada por el Papa Pío X, me uno a la alegría de mis antecesores, pues para la Iglesia Catedral es muy significativa, ya que es la Virgen de El Pueblito la patrona de esta Ciudad Episcopal y del cabildo catedralicio. Esperamos que los frutos de la novena que aquí se ha celebrado durante estos días, produzca verdaderos frutos espirituales en favor de nuestra amada Iglesia.

En esta ocasión en la cual nos congregamos en torno a Jesucristo para la escucha de su Palabra y alimentarnos con la comunión del pan único y partido, la Palabra de Dios nos permite reflexionar en la naturaleza de la Iglesia, como la «morada de Dios entre los hombres» (Ap 21, 3), donde cada bautizado se descubre Hijo de Dios, pues por la gracia del Espíritu Santo que ha sido enviado a nuestro corazón, hemos sido constituidos herederos de las promesas mesiánicas.

En este proyecto de salvación, es María la mujer que por excelencia nos ha dado ejemplo de fe, por su fidelidad a la escucha de la Palabra de Dios y a la obediencia de su voluntad, con su sí definitivo ha inaugurado una nueva etapa de la historia de la salvación, en la cual cada uno de nosotros hemos sido colmados de innumerables beneficios. Su presencia tan cercana en el misterio de la redención, la convierte en modelo de la Iglesia que recibe a Jesucristo como el Salvador, en modelo de la Iglesia que experimenta el dolor que redime y salva, en modelo de la Iglesia que suplica la efusión del Espíritu, mientras camina con el «pueblo» hacia la patria celeste.

Queridos hermanos y hermanas, al celebrar esta solemnidad litúrgica de María en el tiempo pascual, es justo que reflexionemos en la naturaleza y dignidad de nuestro culto y devoción a María, pues al celebrar en primer lugar la obra de Dios en el misterio pascual de Cristo, en él, encontramos a la Madre íntimamente unida al Hijo. «Acudimos a María, para llegar a Jesús, alabamos a María para glorificar a Jesús, invocamos a la Madre para unirnos al Hijo», pues la memoria de María es parte integrante de la celebración eclesial del misterio de Cristo. El indisoluble vínculo que une a María con Jesucristo, su Hijo y nuestro redentor, constituye por lo tanto el principio y el fundamento dentro del cual se expresa la veneración eclesial de María.

Es el en horizonte eclesiológico que celebramos a María. Ella, es Madre e hija de la Iglesia, su figura y modelo, ella es la primicia y figura perfecta de la comunidad de los redimidos. Este nexo tipológico y espiritualmente vital, encuentra aplicación en toda la Iglesia como en la singularidad de cada uno de nosotros sus miembros, pues en María resplandece la condición del perfecto discípulo de Cristo que cada uno de nosotros bautizados estamos llamados a reproducir en el propio vivir cotidiano.

La ejemplaridad de la Bienaventurada Virgen, que emerge de la celebración litúrgica, nos introduce en el dinamismo de hacernos semejantes a la Madre para configurarnos mejor con el Hijo. Nos mueve a celebrar los misterios de Cristo con los mismos sentimientos y actitudes que tenía la Virgen junto a su Hijo en el nacimiento, epifanía, muerte y en la resurrección, nos apremia para custodiar diligentemente la Palabra de Dios jubilosamente y darle gracias con alegría; para servir fielmente a Dios y a los hermanos y ofrecer generosamente la vida por ellos: para rogar al Señor con perseverancia e invocarle confiadamente; para ser misericordiosos y humildes; para observar la ley del Señor y hacer su voluntad; para amar a Dios en todo y sobre todo; para ser vigilantes en espera del Señor que viene (cf. Praenotandas de la Colección de las Misas de la Virgen María, 17).

Hermanos y hermanas, ¿Qué debemos entender por vivir el misterio de Cristo con María? Ante todo, es advertir «las actitudes que el Evangelio nos muestra en la Madre del Señor: de presencia discreta y de tensión contemplativa, de silencio y de escucha, de constante referencia al Reino y de apremiante solicitud por todos los hombres» (Orientaciones para el año mariano numero, 10). María, pues, está siempre en el umbral del misterio, invitándonos a entrar en él como ella lo hizo, con absoluta fidelidad a la misión que le fue encomendada, con una fe nutrida en la meditación de la Palabra divina conservada en su corazón, con un profundo espíritu de oración y de esperanza en la obra de Dios y con un amor muy generoso para con los hombres que han de recibir el anuncio de la salvación.

Pero además corresponde perfectamente al hecho del reconocimiento de María como modelo de la Iglesia en el orden de la fe, de la caridad y de la perfecta unión con Cristo (cf. LG 63), hacernos semejantes a la madre para configurarse en el Hijo. En modo particular la Iglesia se convierte en Madre cuando obediente al mandato de «vayan por todo el mundo, haciendo discípulos a todas las gentes bautizándolas» (Mt 28, 19), predica el evangelio y administra el bautismo.

Hermanos y hermanas, la tradición milenaria del culto a la Virgen María nos enseña que son cuatro las características que sintetizan el culto a la Madre de Dios y que hoy día es preciso considerar en nuestro itinerario espiritual: la veneración, el amor, la oración y finalmente la imitación. Viene a mi mente la más antigua (s. III) y bella oración con la cual la Iglesia se ha dirigido a María, en la que muestra su actitud de veneración, e estima y de fe: «Bajo el ala de tu misericordia nos refugiamos oh santa Madre de Dios; no desprecies nuestras súplicas que te dirigimos en la necesidad, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita» (cf. S. Felici, LAS (1989), 207-240). En ella vemos reflejado indudablemente la devoción como veneración a la Madre de Dios, la fe en su poderosa intercesión, la compasión a sus dolores, o inclusive la dependencia a su real maternidad en el amor filial y espiritual. Estas características expresan el sentido definitivo del culto mariano en la Iglesia: Cada encuentro con María, no puede dejar de ser un encuentro con Cristo mismo, es decir, un encuentro para conocerlo, amarlo, glorificarlo, observando el mandamiento por excelencia del amor fraterno.

El culto a María, dirá san Luis María Griñón de Momfort, tiene que ser «para encontrar a Jesucristo en modo más perfecto, para amarlo más entrañablemente y para servirlo con mayor fidelidad» (Tratado de la verdadera devoción a María, 62). Por ello, María nos invita a entrar en una concepción esencialmente racional de la vida que nos conducirá a vivir una relación más profunda con Dios y con los hermanos.

Ante esta realidad nos podemos preguntar: ¿Qué cosa tiene que decir la Virgen María al mundo contemporáneo? ¿Qué eficacia puede tener la doctrina y el culto mariano, en un mundo preocupado de los grandes problemas de la paz, de la construcción de una sociedad más libre y más justa, y del progreso humano? La respuesta es sencillamente: ofrecer la salvación a los hombres en su transformación como hijos de Dios, a su introducción en el reino glorioso de Cristo, de manera que podamos construir y consolidar la comunidad de los hombres según la ley divina.

Deseo que cada uno de nosotros renovemos nuestra devoción filial a María, significativamente en la consagración cotidiana de nuestra vida y de nuestro obrar, que el rosario de todos los días sea el instrumento por el cual nos dirijamos a María para llegar a conocer más a los misterios de Dios. De este modo podremos continuamente expresar con la vida aquellas palabras que la Iglesia le dirige a María:

Salve, tú guía al eterno consejo;
Salve, tú prenda de arcano misterio.
Salve, milagro primero de Cristo;
Salve, compendio de todos sus dogmas.
Salve, celeste escalera que Dios ha bajado;
Salve, oh puente que llevas los hombres al cielo.
Salve, de angélicos coros solemne portento;
Salve, de turba infernal lastimero flagelo.
Salve, inefable, la Luz alumbraste;
Salve, a ninguno dijiste el secreto.
Salve, del docto rebasa la ciencia;
Salve, del fiel ilumina la mente.
SALVE, ¡VIRGEN Y ESPOSA! Amén.
(estrofa del akatistos)


Circulo Bíblico
Pbro José Salinas LedesmaIV Domingo de Pascua – Ciclo B

1. Lectura del texto: Jn 10, 11-18
(Se pide luz al Espíritu Santo)
Espíritu Santo, ven y abraza mi corazón y llénalo de tu amor. Escucha mis súplicas y envía sobre mí tus dones.
Espíritu de verdad, te ruego me llenes del don del entendimiento para acceder a las verdades reveladas y aumentar mi fe.

Espíritu de amor, te ruego me llenes del don de sabiduría, para reconocer que soy amado y aumente mi caridad con Dios y con el prójimo.

Espíritu santificador, te ruego me des el don de consejo, para actuar con prudencia, eligiendo las acciones más prudentes. Amén.

(Cada uno lee en su Sagrada Escritura)
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: «Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas. En cambio, el asalariado, el que no es el pastor ni el dueño de las ovejas, cuando ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; el lobo se arroja sobre ellas y las dispersa, porque a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor, porque conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Yo doy la vida por mis ovejas. Tengo además otras ovejas que no son de este redil y es necesario que las traiga también a ellas; escucharán mi voz y habrá un solo rebaño y un solo pastor. El Padre me ama porque doy mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita; yo la doy porque quiero. Tengo poder para darla y lo tengo también para volverla a tomar. Éste es el mandato que he recibido de mi Padre.

Repasar el texto leído

(Se pregunta a los participantes y responden leyendo los versículos en su Biblia)¿Qué hace el buen pastor? v.11 ¿Qué hace el asalariado cuando ve venir al lobo? vv.12-13 ¿Qué conoce muy bien el buen pastor? v.14 ¿A ejemplo de qué conoce a las ovejas el pastor? v.15 ¿Cuáles son las otras ovejas? v.16 ¿Por qué ama el Padre a Jesús? v.17 ¿Cuál es la orden que recibió Jesús del Padre? v.18


Explicación del texto

En este evangelio Jesús se pone en contraste con los falsos pastores de Israel, representados por los fariseos que rechazan a los débiles en lugar de salvarlos. Les recuerda que aunque en el rebaño hay toda clase de hombres, el buen pastor que es el verdadero dueño tiene un interés legítimo por todos.

Jesús se llama así mismo pastor «bueno», esto equivale a presentarse como el «verdadero» o perfecto pastor. El verdadero pastor entrega su vida por las ovejas. Esto no es sólo una imagen, el pastor israelita arriesgaba frecuentemente su vida para salvar a su rebaño. Jesús mismo entrega verdaderamente su vida, y de manera más significativa, para salvar al rebaño de Dios.

Jesús se distingue de los fariseos que pueden compararse con auxiliares mercenarios, los cuales trabajaban únicamente por sus propios intereses y sin sentir preocupación personal por el rebaño.

Otro rasgo que distingue a Jesús como verdadero pastor, es que conoce a las ovejas de Dios y es conocido por ellas. Este mutuo conocimiento es una extensión del mutuo conocimiento entre el Padre y el Hijo. «Yo doy mi vida por estas ovejas» : Es decir para asegurar la comunión entre el rebaño, el Pastor (el Hijo) y el Padre.

Para Jesús el buen pastor son importantes todas las ovejas, no como a los pastores de Israel. «Hay otras ovejas que no pertenecen a este redil»: También los gentiles han de ser llevados a la salvación juntos con las ovejas del redil de Israel. El camino hacia la vida eterna es el mismo para todos: que escuchen la voz de Dios en la voz de Jesús y respondan con fe.

La crucifixión y la resurrección son los dos aspectos de la glorificación de Cristo. En su exaltación Cristo recupera su vida no sólo para sí mismo, sino también para todos aquellos que viven gracias a su obra de salvación. La condición de la eficacia de la obra de Cristo es la total libertad de su obediencia: «nadie me la quita yo la doy».

2. Meditación del texto
(Cada participante puede compartir su reflexión personal)
Toda esa ternura, cuidado y conocimiento que el Buen Pastor tiene con su rebaño, le viene directamente del Padre, este Pastor es el vivo reflejo de su amor.

No se contenta con pastorear al rebaño, sino que lo conoce, y a su vez el rebaño lo reconoce a él, lo reúne, no quiere que nadie se le pierda. No cuida el rebaño por un salario, sino que es capaz de dar la vida por su rebaño gratuita y «voluntariamente».

No como los pastores de Israel de los tiempos del Profeta Ezequiel, que «se apacientan así mismos» (Ez 34,2). Jesús es aquel Pastor al que se refería el profeta: que cuida y vela por sus ovejas, recobra a las dispersas, las reúne en un solo rebaño, las lleva a buenos pastos, las hace reposar, busca a la perdida, regresa a la descarriada, cura a la herida y conforta a la enferma(Ez 34,11ss).

Hoy los que son llamados a ser pastores del rebaño de la Iglesia, deben cumplir con todas estas características, hacer suyos los sentimientos, los ideales e intereses del corazón del Buen Pastor de manera gratuita y voluntaria, sin ningún otro interés que el de la unidad y la salvación del rebaño del Señor. La ovejas no son propias, no somos dueños, son del Buen Pastor que nos llama a colaborar en el cuidado y guía de su pueblo.
Por eso es importante también dejarse pastorear con humildad por este único Pastor a través de su Iglesia, reconocerlo en la voz del Papa, de los obispos, de los sacerdotes y los diáconos, de los catequistas y los evangelizadores, con la certeza que los llevarán por el buen camino de la salvación. Cada padre o madre de familia de alguna manera tiene la misión de pastorear su rebañito (la familia), de alimentarlos, conducirlos y orientarlos hacia la salvación.

Estamos llamados también a la tarea evangelizadora de la Iglesia, todos los bautizados por el hecho de serlo tenemos la vocación de discípulos misioneros. Somos enviados a las ovejas que están apartadas del buen pastor, a predicar el evangelio para que escuchen la voz del único pastor y formemos todos la única Iglesia. Nadie está exento de esta tarea, poner en contacto personal con Jesucristo el Señor que cambia la vida y le da sentido y orientación.

Conocer al buen pastor, es reconocer su soberanía divina y la aceptación de sus exigencias. La garantía del verdadero conocimiento de Dios es la obediencia concreta de su voluntad.

3. Compromiso personal y comunitario
(Cada participante puede proponer compromisos personales y comunitarios)·Reconocer que somos importantes para Jesús, valemos mucho somos el precio de su sangre.

·Interesarnos por cada persona y no ver en ellas sólo objetos para sacar beneficios.

·Entregar la vida en el servicio buscando el bien de los demás.

·Tomar conciencia de mi pertenencia a la Iglesia y trabajar por su unidad y la integración de los que se han alejado.
·Conocer cada día más al buen pastor mediante la Sagrada Escritura y la oración, para vivir en comunión con él.

4. Oración
(Se puede hacer alguna oración en voz alta donde participen quienes gusten dando gracias a Dios por la Palabra escuchada. Se puede recitar algún Salmo o alguna oración ya formulada).Señor, queremos ser mensajeros de tu Evangelio. Ayúdanos a conocerte y comprenderte mejor cada día. Guía nuestros pasos para que te sigamos con fidelidad y sepamos servirte en nuestros hermanos.
Que tu Espíritu nos llene de luz y de verdad, para que sepamos comunicar la Buena Noticia con nuestras palabras y obras, a los hombres y mujeres de hoy.

Que nos dejemos transformar por su fuerza para renovar, desde dentro, la vida de nuestras comunidades, la sociedad y la cultura de nuestro tiempo.

Que sepamos descubrir su presencia en los signos de los tiempos, y reconocer tu rostro en el de todos los que sufren. Señor, queremos ser servidores de tu Palabra y mensajeros alegres de tu evangelio. Amén.

HACIA LOS 150 AÑOS DE NUESTRA DIÓCESIS 7 DE FEBRERO 1864 - 2014
La fundación de la Diócesis
La DIÓCESIS DE QUERÉTARO fue erigida gracias a la BULA PONTIFICIA «DEO OPTIMO MAXIMO» del 26 de enero de 1863, de Su Santidad el Papa Pío IX. Confió Su Santidad, Pío IX la ejecución de la Bula al Excmo. Y Rvmo. Primer Arzobispo de Morelia Dr. D. Clemente de Jesús Munguía, quien no pudiendo hacerlo por sí mismo, el 17 de noviembre de 1863, subdelegó al primer Obispo de León Gto., el Excmo. Y Rvmo. Sr. Dr. D. José María Diez de Sollano, quien vino a Querétaro y ejecutó en todas sus partes la Bula Pontificia, el domingo 7 de febrero de 1864. Así quedó canónicamente instituida como Catedral de la nueva Diócesis la Iglesia Parroquial de Santiago. El Seminario no se pudo establecer en el edificio de los antiguos Colegios de San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier, porque se encontraban ocupados por el Gobierno Civil (desde 1844), éste se estableció en el edificio anexo al templo de San Antonio. La residencia Episcopal (Casa del Excmo. Sr. Obispo Diocesano), Curia y Cancillería, la Acta Ejecutoria de la Diócesis, en el Artículo XVI, decretaba que se destinasen para esto los anexos de la misma y que estaban destinados para habitación del Párroco, fueran utilizados para este fin, con el arbitrio del nuevo Obispo de que fueron utilizados los edificios que están junto a la Iglesia de la Congregación de B.V. María de Guadalupe, si él así lo eligiera, pero ambos nunca fueron utilizados para este fin.
 
Nuestro fundador
Papa Pio IX (1792-1878)
Nació en Senigallia (Italia) el 13 de mayo de 1792. Sus padres fueron Gerolamo, de los condes Mastai Ferretti, y Caterina Solazzi, de la nobleza local. En 1809 se trasladó a Roma para continuar sus estudios. Aún no se había orientado hacia el sacerdocio, pero vivía de modo ejemplar, como lo demuestran algunos propósitos hechos en el año 1810, al concluir un retiro espiritual: luchar contra el pecado, huir de toda ocasión peligrosa, estudiar «no por afán de saber», sino para el bien de los demás, abandono de sí mismo en las manos de Dios. Por enfermedad tuvo que interrumpir sus estudios en 1812, y lo eximieron del servicio militar obligatorio. En 1815 entró a formar parte de la Guardia noble pontificia, pero tuvo que dejarla también por motivos de salud. Fue entonces cuando san Vicente Pallotti le vaticinó el supremo pontificado y la Virgen de Loreto lo curó, gradualmente, de su enfermedad. En 1816 participó, como catequista, en una importante misión en Senigallia e, inmediatamente después, optó por el estado eclesiástico.

Recibió las órdenes menores en 1817, el subdiaconado en 1818 y el diaconado en 1819. Ese mismo año, por concesión especial, fue ordenado sacerdote. Celebró su primera misa en la iglesia de Santa Ana de los Carpinteros, del instituto Tata Giovanni, del cual fue nombrado rector, permaneciendo como tal hasta 1823. En 1825 fue elegido director del hospicio de San Miguel. A los 35 años de edad, fue nombrado obispo y destinado a la archidiócesis de Espoleto. Aceptó por obediencia y fue un modelo de celo pastoral, aunque no sin grandes sufrimientos. En 1832, fue trasladado a otra diócesis turbulenta, Imola.

Tenía apenas cuarenta y ocho años cuando fue nombrado cardenal, en el año 1840. En la tarde del 16 de junio de 1846, el cardenal Mastai, que huía de los honores, fue elegido Papa y quiso llamarse Pío IX. Su pontificado fue de 32 años: el más largo de la historia después del de Pedro.
Giovanni Maria Mastai Ferretti, dijo el Papa Juan Pablo II el día que lo Beatifico, fue «fiel en todas las circunstancias a los compromisos de su ministerio, supo dar siempre el primado absoluto a Dios y a los valores espirituales. (...) Fue muy amado, pero también odiado y calumniado». Este pontífice, elegido a la sede de Pedro en 1846, era querido por la gente por su bondad paterna:  solía predicar como un simple sacerdote, administrar los sacramentos en las iglesias y en los hospitales, y encontrarse con el pueblo romano por las calles de la ciudad. El mundo no siempre lo comprendió:  a los «elogios» del inicio siguieron muy pronto acusaciones, ataques y calumnias. Pero él siempre se mostró indulgente con sus enemigos. Su espíritu de pobreza, su fe en Dios y su abandono a la Providencia, junto con su gran sentido del humor, le ayudaron a superar también los momentos más difíciles. «Mi política -solía decir- es:  Padre nuestro que estás en el cielo», indicando así que su guía en las opciones de vida y en el gobierno de la Iglesia era Dios, en quien tenía puesta toda su confianza. Convocó el Concilio Ecuménico Vaticano I. «Al proclamar el dogma de la Inmaculada Concepción (1854), recordó a todos que en las tempestades de la existencia humana brilla en la Virgen la luz de Cristo, más fuerte que el pecado y la muerte». Fueron casi 150 las diócesis que vieron la luz en todo el mundo gracias a la obra de Pío IX, entre ellas erigió la DIÓCESIS DE QUERÉTARO.

El Papa Pío IX reintrodujo, después de siglos, la jerarquía eclesiástica en Inglaterra, reino en el que los católicos habían pasado de persecución cruenta a la administrativa (que cesó precisamente en el ‘800). Fue él quien impulsó increiblemente a las misiones (incluso en la lejana Birmania), comenzando con la fundación del Instituto de Misiones Extranjeras. Bajo su pontificado sucedió, por primera y única vez, que una república democrática insertase en su Constitución la consagración del Estado al Sagrado Corazón de Jesús: el Ecuador. ¿No comprendió ese Papa el ‘Risorgimento’? En realidad, lo comprendió muy bien, especialmente cuando, despues de los «¡Viva el Papa!», se encontró exiliado en Gaeta. Y lo comprendieron también sus contemporáneos, especialmente los más insospechables, como Proudhon, el «teólogo» de los revolucionarios del ‘800, el teórico de «Dios es el mal» y «la propiedad es un robo». En efecto, escribía así: «Deponed a los Papas de su trono temporal y el catolicismo degenera en protestantismo, la religión de Cristo se reduce a polvo. Los que dicen que el Papa será entonces más escuchado, cuando se ocupará exclusivamente de los asuntos del cielo, esos o son políticos de mala fe que tratan de disfrazar con la devoción de las palabras la atrocidad de la acción, o son católicos imbéciles, incapaces de comprender que, en las cosas de la vida, lo temporal y lo espiritual son solidarios, como precisamente el alma y el cuerpo.» «Yo duermo sueños tranquilos. Al cabo que es el Espíritu Santo quien rige a la Iglesia». Tras la caída de Roma (el 20 de septiembre de 1870) y el fin del poder temporal, Pío IX se encerró en el Vaticano, considerándose prisionero. El 7 de febrero de 1878, con su piadosa muerte, llegó a su fin el pontificado más largo de la historia.

El Papa Pio IX fue beatificado el 30 de Septiembre del 2000. La causa de beatificación de Pío IX fue una de las más largas y difíciles de la historia de la Iglesia. Fue puesta en marcha por Pío X, el 11 de febrero de 1907. Relanzada, por Benedicto XV, sin gran éxito, y también Pío XI animó el proyecto. Tras la segunda guerra mundial, la instructoría canónica fue reiniciada por Pío XII, el 7 de diciembre de 1954. Con Pablo VI la causa experimentó importantes avances: se completó la «positio» El decreto sobre el ejercicio heroico de las virtudes teologales y cardinales fue promulgado por la Congregación para las Causas de los Santos, el 6 de julio de 1985, y aprobado por Juan Pablo II. Entre las virtudes del Pontífice, figuran el amor sin reservas por la iglesia, la caridad y la gran estima por el sacerdocio y los misioneros. El milagro atribuido a Pío IX, verificado por la Consulta de médicos el 15 de enero de 1986, es la curación inexplicable de una religiosa francesa. El cuerpo del Papa Pío IX permanece incorrupto.

 CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS DIRECTORIO SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA PRINCIPIOS Y ORIENTACIONES CIUDAD DEL VATICANO 2002
La novena de Pentecostés
155. La Escritura da testimonio de que en los nueve días entre la Ascensión y Pentecostés, los Apóstoles «permanecían unidos y eran asiduos en la oración, junto con algunas mujeres y con María, la Madre de Jesús, y con sus hermanos» (Hech 1,14), en espera de ser «revestidos con el poder de lo alto» (Lc 24,49). De la reflexión orante sobre este acontecimiento salvífico ha nacido el ejercicio de piedad de la novena de Pentecostés, muy difundido en el pueblo cristiano.
En realidad, en el Misal y en la Liturgia de las Horas, sobre todo en las Vísperas, esta «novena» ya está presente: los textos bíblicos y eucológicos se refieren, de diversos modos, a la espera del Paráclito. Por lo tanto, en la medida de lo posible, la novena de Pentecostés debería consistir en la celebración solemne de las Vísperas. Donde esto no sea posible, dispóngase la novena de Pentecostés de tal modo que refleje los temas litúrgicos de los días que van de la Ascensión a la Vigilia de Pentecostés. En algunos lugares se celebra durante estos días la semana de oración por la unidad de los cristianos.


Cápsula de Liturgia

Pentecostés- El domingo de Pentecostés
156. El tiempo pascual concluye en el quincuagésimo día, con el domingo de Pentecostés, conmemorativo de la efusión del Espíritu Santo sobre los Apóstoles (cfr. Hech 2,1-4), de los comienzos de la Iglesia y del inicio de su misión a toda lengua, pueblo y nación. Es significativa la importancia que ha adquirido, especialmente en la catedral, pero también en las parroquias, la celebración prolongada de la Misa de la Vigilia, que tiene el carácter de una oración intensa y perseverante de toda la comunidad cristiana, según el ejemplo de los Apóstoles reunidos en oración unánime con la Madre del Señor.

Exhortando a la oración y a la participación en la misión, el misterio de Pentecostés ilumina la piedad popular: también esta «es una demostración continua de la presencia del Espíritu Santo en la Iglesia. Éste enciende en los corazones la fe, la esperanza y el amor, virtudes excelentes que dan valor a la piedad cristiana. El mismo Espíritu ennoblece las numerosas y variadas formas de transmitir el mensaje cristiano según la cultura y las costumbres de cualquier lugar, en cualquier momento histórico». Con fórmulas conocidas que vienen de la celebración de Pentecostés (Veni, creator Spiritus; Veni, Sancte Spiritus) o con breves súplicas (Emitte Spiritum tuum et creabuntur...), los fieles suelen invocar al Espíritu, sobre todo al comenzar una actividad o un trabajo, o en situaciones especiales de angustia. También el rosario, en el tercer misterio glorioso, invita a meditar en la efusión del Espíritu Santo. Los fieles, además, saben que han recibido, especialmente en la Confirmación, el Espíritu de sabiduría y de consejo que les guía en su existencia, el Espíritu de fortaleza y de luz que les ayuda a tomar las decisiones importantes y a afrontar las pruebas de la vida. Saben que su cuerpo, desde el día del Bautismo, es templo del Espíritu Santo, y que debe ser respetado y honrado, también en la muerte, y que en el último día la potencia del Espíritu lo hará resucitar. Al tiempo que nos abre a la comunión con Dios en la oración, el Espíritu Santo nos mueve hacia el prójimo con sentimientos de encuentro, reconciliación, testimonio, deseos de justicia y de paz, renovación de la mente, verdadero progreso social e impulso misionero. Con este espíritu, la solemnidad de Pentecostés se celebra en algunas comunidades como «jornada de sacrificio por las misiones».

DE PARROQUIA EN PARROQUIAPbro. Reynaldo Huerta Cerna deparroquiaenparroquia@hotmail.com


San Francisco Galileo
El Pueblito, Municipio de Corregidora, Qro. (2a. parte de 2)

Al terminar la visita del santuario de Nuestra Señora del Pueblito, el padre Antonio García Aguilar y yo, nos dirigimos al Templo Parroquial, pues ya era la hora de la cita que yo tenía con el señor cura, el padre Sacramento Arias Montoya, quien ya se encontraba listo para charlar acerca de lo referente a la parroquia que tiene a su cargo. Fuimos al comedor. Créanme que sentí mucha nostalgia al recorrer los espacios del curato de San Francisco Galileo, ya que tuve el privilegio de ser Vicario Parroquial de allí por dos ocasiones; las dos en el tiempo en el que Monseñor Manuel Ugalde, de feliz memoria, fue Párroco. De lo que recuerdo es que en aquel tiempo, estoy hablando de hace 30 años, la parroquia abarcaba todo el municipio de Corregidora. Algo que se puede destacar de aquel tiempo es que Monseñor se preocupó mucho por la infraestructura material de la parroquia, o sea, bajo su liderazgo como Párroco, se construyeron muchos Templos y Capillas, algunos de ellos muy impresionantes en cuanto a su arquitectura; por ejemplo la capilla de la comunidad de Lourdes, ahora en la parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles, que se construyó alrededor de un peñasco. Todo eso que Monseñor Manuel Ugalde realizó en aquellos, no lejanos tiempos, propició el que ahora se hayan erigido las siguientes parroquias: Nuestra Señora de la Anunciación (Col. Tejeda); Nuestra Señora de la Esperanza (Colonia Misiones de Santa Sofía); Nuestra Señora de los Ángeles (Col. Los Ángeles); Nuestra Señora del Rosario (Bravo); Santa Bárbara (Col. Santa Bárbara). En todas estas comunidades, que originalmente pertenecían jurisdiccionalmente a la parroquia del Pueblito, Monseñor Ugalde construyó Templos muy vistosos, pero no los construyó en el área de la ciudad sede de la parroquia, excepto en la colonia Zapata. Y ahora que la actual parroquia del Pueblito se ha reducido solamente a la ciudad, los sacerdotes están celebrando, cuando van a las colonias, en las plazas públicas, en los camellones… Según me platica el actual párroco, el padre Sacramento, la parroquia cuenta con alrededor de 50 mil habitantes pero solamente cuenta con un templo (la Parroquia) y dos capillas pequeñas (Cruz de justicia, y El Espíritu Santo de la colonia Zapata), infraestructura que es absolutamente insuficiente para atender población tan grande.


El párroco, además de los dos Vicarios parroquiales (los presbíteros Antonio García Aguilar y Víctor Manuel Avendaño Jiménez), cuenta con la valiosa ayuda de un gran número de comunidades religiosas que se encuentran en el territorio de la parroquia, entre ellos: Las Misioneras Pasionistas, Las Hijas de Santa Ana, Las Marcelinas, Los Franciscanas Clarisas, Las Misioneras Marianas, La Providencia de Gap, Los Frailes Franciscanos del Santuario, Los Misioneros del Espíritu Santo, Los Pasionistas y los Operarios del Reino de Cristo. Todas estas comunidades de religiosos y religiosas colaboran con la parroquia ofreciendo servicios de evangelización, catequesis y celebraciones de la Santa Misa para la feligresía.
En cuanto a la historia, lo cual es muy importante para calibrar la importancia de esta parroquia, el padre Sacramento me comentó, basándose en documentos históricos, que la parroquia comenzó su caminar en el año de 1720, cuando se iniciaron los libros que existen en el archivo parroquial. Desde ese año del siglo XVIII, hace casi tres siglos, la comunidad de «San Francisco Galileo» se desempeñaba como «Ayuda de la Parroquia de San Sebastián de Querétaro». En este rango permaneció durante 50 años, y fue hasta 1770, precisamente el 6 de agosto, cuando fue elevada al rango de parroquia, siendo su primer párroco el Bachiller Manuel Cassela. Hay que anotar que el Padre sacramento Arias Montoya es el párroco sexagésimo primero.

Le pregunté al padre Sacramento que de dónde le viene a San Francisco de Asís lo «Galileo», puesto que así es el título oficial de la parroquia. Porque obviamente San Francisco no era Galileo, sino italiano. La respuesta del padre Sacramento me dejó sin aliento: «Nadie sabe porqué». Para no dejar este cabo suelto, lo más seguro es que, según la historia, este pueblo (EL Pueblito), hasta principios del siglo XIX se llamaba «San Francisco Galileo», luego vino el cambio de nombre, ya que esta imagen (la Virgen del Pueblito), encabezó en esta región, a las tropas realistas, con el título de «Generala». Las autoridades civiles, para honrar de una manera especialísima a «Su Majestad», como en ese tiempo le decían a la Santísima Virgen del Pueblito, le cambiaron oficialmente el nombre al pueblo, que pasó a ser, desde entonces y hasta nuestros días, «El Pueblito». Y lo de «Galileo», no le corresponde a San Francisco, sino al Pueblo, que por alguna razón ignorada, así se llamaba. Es como decir «Santa Rosa Jáuregui», o «San Miguel Allende».

Tengo que consignar en esta columna que «andaba yo de suerte», ya que el padre Sacramento no contaba, en esos días de mi visita, con el servicio de cocineras en el curato, porque quienes lo atienden se encontraban de vacaciones; así que, en compañía del padre Wenceslao Ferrusquía, me invitó a comer a un restaurant, donde cominos riquísimo, ¿para qué les cuento?, servicio excelente, comida opípara, un ambiente familiar y sobretodo una charla fraternal entre los 3 sacerdotes.

Enseguida les transcribo textualmente un mensaje del señor cura el padre Sacramento: «Agradezco de corazón al padre Reynaldo esta hermosa labor de pasar «DE PARROQUIA EN PARROQUIA» para dar a conocer a toda la diócesis la vida pastoral y la vida de la Iglesia. Con gusto compartimos nuestro caminar y animamos a todos los sacerdotes de la diócesis y a todos los feligreses a que cada día crezcamos en fidelidad a Dios y a la Iglesia y que cada día tomemos más conciencia de nuestro ser y quehacer, sobretodo en la Misión Permanente».
DIOS NOS CONSERVE ALEGRES EN SU SANTO SERVICIO.

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