miércoles, 3 de abril de 2013

Semanario Comuniòn #790, 7 de abril de 2013

Mensaje de Pascua 2013
« ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?
No está aquí; ha resucitado» (Lc. 24, 5-6).
Muy queridos hermanos y hermanas de la Diócesis de Querétaro, me dirijo a ustedes con el vivo deseo de que la fuerza de Jesús Resucitado anime su caminar en la fe y les fortalezca en su testimonio cristiano, a fin de que éste sea irradiante y misionero.

1. Con el Domingo de la Resurrección del Señor comenzamos a vivir el nuevo tiempo pascual, un tiempo particularmente alegre y lleno de esperanza para todos los cristianos del orbe. La resurrección del Señor es nuestra esperanza, la cual nos anima a superar cualquier desánimo en nuestra experiencia cristiana pues con la fe en el Señor Resucitado todo es posible. Nosotros bien sabemos que la fe es algo que por su propia naturaleza exige ser comunicada y transmitida y constatamos que entre más se transmite tanto más crece en el propio corazón de los cristianos, la transmisión de la fe solo puede entenderse en este ambiente de felicidad pascual que la noticia de la Resurrección es capaz de suscitar en el que la anuncia y en el que la recibe.

2. En el texto del Evangelio de San Lucas para las misa vespertina del Domingo de Pascua, aparece ésta expresión en el texto sagrado que me ha ayudado para esta reflexión, y que naciera de la original experiencia de las mujeres en la mañana de la Resurrección cuando se dirigían al sepulcro y encontraron que la piedra del sepulcro estaba removida y la tumba vacía, y la inquietante pregunta del Ángel: ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí ha resucitado. A la luz de nuestra fe en la Resurrección del Señor, las tristezas aminoran o desaparecen incluso, los dolores se apaciguan, las angustias se calman. En Jesucristo Resucitado la vida adquiere pleno sentido, y reaparece la esperanza. Brota la vida en los espacios y situaciones más grises y oscuras de la vida y nos permite superar cualquier fracaso o frustración.

3. San León Magno decía que Jesús se había apresurado a resucitar cuanto antes porque tenía prisa en consolar a su madre y a los discípulos (cfr. Sermón 71, 2). También nosotros somos destinatarios de esa consolación divina porque la vida nos sale al encuentro con amarguras y desilusiones y hoy como en la mañana de la Resurrección resuena con todo su vigor y fuerza el anuncio de que la tumba está vacía; pues ha resucitado el Señor. La alegría de esta noticia derriba el peor pesimismo porque la muerte ya no manda más y al mismo tiempo permite que aparezca la alegría, por eso les invito a estar alegres y a comunicar con la misma alegría esta noticia pues el Señor ha vencido a la muerte.

4. Al iniciar la plegaria eucarística con el Prefacio de la Misa decimos unidos al sacerdote que nos invita a levantar el corazón Sursum corda. Sí, hoy, en el día de la Resurrección levantamos el corazón porque ninguna de nuestras preocupaciones, de nuestros deseos, de nuestras angustias, de nuestras distracciones son capaces de opacar la luz y la fuerza del Señor Resucitado, y más aún, permanentemente elevamos nuestro corazón al Señor, es decir, elevamos nuestra interioridad apartándonos de los caminos equivocados en  los que muy a menudo nos movemos con nuestro pensamiento y con las obras.

5. Siempre tenemos que dirigirnos a Él que es el camino, la verdad y la vida, siempre hemos de convertirnos dirigiendo nuestra vida a Dios y dejar que nuestro corazón sea atraído  por la fuerza de la verdad y de su amor. Porque la tumba está vacía no hay lugar para el desánimo porque de verdad el Señor ha resucitado, ¡Aleluya!

A todos les deseo: ¡Felices Pascuas de Resurrección!

† Faustino Armendáriz Jiménez
Obispo de Querétaro
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Celebración de los misterios de la pasión, muerte y resurrección del Señor
Del 24 al 30 de marzo, nuestro señor Obispo Don Faustino Armendáriz Jiménez, presidio las Celebraciones anuales de los misterios de la pasión, muerte y resurrección en la Santa Iglesia Catedral; además celebró la Santa Misa de la Cena del Señor en el CERESO y caminó con la Procesión del silencio.
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Hoy Domingo de la Divina Misericordia

La Fiesta de la Divina Misericordia tiene como fin principal hacer llegar a los corazones de cada persona el siguiente mensaje: Dios es Misericordioso y nos ama a todos ... «y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia» (Diario, 723). En este mensaje, que Nuestro Señor nos ha hecho llegar por medio de Santa Faustina, se nos pide que tengamos plena confianza en la Misericordia de Dios, y que seamos siempre misericordiosos con el prójimo a través de nuestras palabras, acciones y oraciones... «porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil» (Diario, 742).


Con el fin de celebrar apropiadamente esta festividad, se recomienda rezar la Coronilla y la Novena a la Divina Misericordia; confesarse -para la cual es indispensable realizar primero un buen examen de conciencia-, y recibir la Santa Comunión el día de la Fiesta de la Divina Misericordia. __________________________________________  


Signos Vitales
P. Gabino Tepetate Hernández gabino_th@hotmail.com
Compartir la alegría de la fe en la acción caritativa y social

En la Diócesis de Querétaro, la acción caritativa y social es uno de los objetivos del Año de la Pastoral Social, propuesta fundamental cristiana cuya practica implica distintos niveles, el personal, organizativa e institucional. Esta dimensión social de la fe es uno de los elementos claves de la Nueva Evangelización y compromiso del discípulo misionero.

La acción caritativa y social cristiana, responde al don de la fe en Jesucristo que impulsa a contemplarlo y servirle en los hermanos, más allá de un asistencialismo, sino de comunicar y compartir la alegría de vivir y de luchar poniendo al alcance los medios para construir el propio futuro, de la sociedad y del mundo, donde todos habitemos pacíficamente y nos beneficiemos de los frutos de nuestro trabajo, científico y tecnológico que nos lleven al progreso y bienestar para todos.

La situación de nuestra realidad social es cada vez más compleja, se acrecienta la inseguridad, la violencia, la desigualdad, la pobreza, la migración, la impunidad, el deterioro ecológico y ambiental, la explotación y la exclusión. La amenaza constante a la paz con políticas elitistas, que en nada benefician a la microeconomía y sobre todo al de las familias más pobres. Por otra parte también, hay que reconocer, sin un afán de criticar, existen señales claras de una cierta desconfianza en la institución eclesial, al igual que de un avance cada vez mayor de una sociedad secularista.
Ante estas realidades hay que estar conscientes que la fe no se vive en el aire, ni se vive fuera de la realidad de nuestra sociedad y cultura, por tanto es importante conocer la situación en la que se encuentran las sociedades y nuestra Iglesia para poder incidir eficazmente en ellas.
Pero lo más importante es que nuestra Iglesia tiene que estar retomando permanente sus orígenes, la de los primeros cristianos, ser más libre de las ataduras terrenales para poder mejor presidir en la caridad y el servicio.
Esta es la misión de la Iglesia, llevar la alegría de la fe en la caridad y el servicio, asumir la opción por los pobres desde lo que dice la Biblia y las enseñanzas de los Santos Padres y con un espíritu verdaderamente cristiano, con nuestras obras mostremos nuestra fe.
Pero también hay que tener en cuenta que la complejidad de los problemas no tiene soluciones fáciles y unilaterales, tiene que surgir de una toma de conciencia y de una convicción social, organizada y articulada, donde la fe que se reflexiona, se celebra y se vive es una alternativa fundamental para incidir y superar el conformismo, la indiferencia y la pereza cultural e intelectual que nos lleva a entregar nuestro destino a mayores crisis existenciales. El Año de la Fe y el ejemplo del Papa Francisco, nos apremian a presentar un nuevo rostro de la Iglesia, más humana, sencilla, comprensiva, pero firme en su testimonio para confesar a Jesucristo que con su cruz redimió al mundo.

Por lo tanto, a través de la caridad y el servicio alegre y generoso que nace de la fe, podemos reconstruir el tejido social humano y ecológico y restaurar la obra maestra del Creador. Que Dios los bendiga.
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Reorganización nacional, paz y libertad relativa (1936-1962) AÑO DE LA PASTORAL SOCIAL

El cooperativismo en nuestra Diócesis (1)
Las Organizaciones de Ahorro y Crédito Popular inician en México en el de 1951, en este año aparece la primera Caja de Ahorro Popular. La iniciativa fue del sacerdote Pedro Velázquez Hernández, quien dos años antes había enviado a varios sacerdotes a estudiar el movimiento de las Cajas Populares de Canadá y de las Uniones de Crédito de los Estados Unidos.


Las Cajas Populares son cooperativas de Ahorro y Crédito. Son sociedades financieras populares, donde el socio ahorra y la sociedad le entrega la cantidad principal y los intereses que generan, también pueden recibir préstamos a un mínimo de intereses. Son iniciativas de una comunidad que se organiza, dado que no tiene otra forma de obtener servicios financieros, es la misma gente quienes las forma y de ellos surgen los directivos de esas cooperativas. El servicio que ofrecen es muy cálido, orientado a los valores sociales muy diferentes a los de la banca comercial. Son un conducto muy eficaz para que los individuos y las familias ahorren, aumentando su calidad de vida futura y al mismo tiempo fortaleciendo el desarrollo económico del país.

Esta experiencia fue exitosa ya que las denominadas Cajas Populares se extendieron rápidamente. Para 1954 existían alrededor de 20 instituciones similares. Sin embargo, sus dirigentes y participantes pronto se dieron cuenta de que necesitaban asesoramiento y otros servicios, por lo que ese mismo año –1954- decidieron organizar y celebrar el Primer Congreso Nacional de Cajas Populares, en el que se analizó el funcionamiento de los órganos directivos y se determinó constituir un Consejo Central de Cajas Populares.

En nuestra Diócesis todavía existen algunas Cajas Populares fundadas y promovidas por sacerdotes de nuestro presbiterio y por laicos comprometidos: muchas siguen operando a la fecha.  El Primer Sínodo Diocesano de Querétaro celebrado por el Excmo. Sr. D. Marciano Tinajero y Estrada los días 24, 25 y 36 de noviembre de 1943, hace mención expresa de las cajas de ahorro y en lógica consecuencia establece el estatuto 216: «Todos los sacerdotes, especialmente los que tienen cura de almas, deben e) Procurara en los posible, y aun a costa de sacrificios, establecer con la debida prudencia obras económico sociales. Recuerden aquellas palabras de S. S. Pío XI «… los sacerdotes en sus parroquias, dedíquense naturalmente cuanto sea necesario al cuidado ordinario de los fieles, reserven lo mejor y mayor parte de sus fuerzas y de actividad para volver a ganar las masas de trabajadores a Cristo y a su Iglesia…» (Enc. Sobre el Comunismo Ateo 19 de marzo de 1937)

El panorama de las cajas de ahorro del periodo 1900-1950, es de unidades aisladas unas de otras o, al menos, no se puede apreciar que hay habido un proyecto de movimiento social con objeto de estructurar una red o que respondiera a un plan diocesano o de gremio obrero. No se tienen mayores datos sobre el proyecto de duración de cada caja, pero consta por tradición oral, que las sindicales terminaban cada año. Probablemente, era la manera de evitarles los riesgos de heredar malos manejos de una administración a otra.

Al Padre Gonzalo Vega le causaba gran gozo construir al bienestar de las familias Obreras, asesorando sindicatos, con la consigna que cada uno promoviera una Caja de Ahorros. Así se inició una Institución de ahorro obrera que realizaba el propósito del padre Ignacio Ma. Loyola de ayudar eficazmente a la administración del salario e ir asegurando un patrimonio, pero tales cajas no formaban red, sino que se liquidaba al fin de cada año y no hacían créditos. Cada caja mantenía el control de sus fondos en una cuenta colectiva en un Banco de los 2 que había: El Nacional de México y el de Londres y México, en todo caso el padre Vega formaba la costumbre de ahorrar y contribuía a controlar el despilfarro. Era mucho en donde no había más.

El padre Gonzalo Vega mantuvo la línea de las cajas sindicales y no la de «Cajas Populares» Cuando en el Secretariado Social Mexicano los Padres Manuel y Pedro Velázquez, Carlos Talavera y Rodolfo Escamilla comenzaron hacer adaptaciones para México de otras Cajas de ahorros, invitaron a un grupo de sacerdotes de nuestra Diócesis a los primeros estudios, asisten El Pbro. Felipe Lavigne, Pbro. Luis Ugalde y el Pbro. J. Manuel Pérez Esquivel.

Caja Inmaculada
Del grupo de obreras «La Inmaculada» (1954), promovido y asesorado por el Cango. Ramón Martínez de Vicente con el apoyo de las Sritas. Anita Urquiza y María Vázquez entra las socias del sindicato de puras mujeres de la «La Mica», fabrica ubicada Arteaga y Ocampo, ya estaba diseñada para durar largo tiempo y que sirviera para la inversión del grupo. De hecho, promovió un taller con máquinas tejedoras que estuvieron ubicadas en el mismo domicilio, del antiguo obispado, esquina nor-oriente de Av. 15 de mayo con Prospero C. Vega, edificio que efectivamente había sido obispado en tiempos de Don Francisco Benegas Galván (1919-1932), edificio que venía destinándose a sede de la Juventud Católica Femenina Mexicana, que patrocina esas iniciativas económicas siguiendo los lineamentos del magisterio eclesiástico.

El 31 de mayo de 1955, 25 obreras trabajadoras de una empresa denominada «Fabricantes en General» conocida como «La Mica», en la ciudad de Querétaro, Qro., fundaron la Caja de Ahorro Popular «La Inmaculada».

En este momento CAJA INMACULADA se convierte históricamente dentro del Sector de Ahorro Popular, en la primera cooperativa autorizada de México, de acuerdo a la Ley. Sin embargo el Padre Ramón Martínez de Vicente tenia la idea de mantener la Caja «Inmaculada» a perpetuidad. Decía que acabar con la caja cada año era como «Sacar la mata de maíz para ver cuánto había crecido la raíz»

La Caja de ahorros de las obreras de la fabrica «La Mica», formaban ella sola una categoría aparte, caracterizada por la visión a largo plazo y que le ayudó a ser la única que pudo traspasar la barrera del aislamiento y fue la única que marca el enlace de las cajas sindicales con el movimiento Nacional de Cajas populares, rompiendo el tabú de no mezclarse, con ideas venidas de fuera de Querétaro. Consta que tal evolución del pensamiento social, se debió principalmente por la amistad que personalmente llevaba Don Pedro Velázquez con María Vázquez, compañera de Anita Urquiza , en cuya casa se hospedaba Don Pedro ocasionalmente.

El 5 de julio de 1960 se constituye como caja, después de un proceso de trasformación de la caja de ahorros «Inmaculada», de las obreras de la fabrica «La Mica», a cooperativa de ahorro y préstamo y solo faltaba su formal constitución.

Tomado del libro: Desarrollo del coopativismo en Querétaro
Luis Ugalde Monroy. Querétaro 2007

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