lunes, 16 de agosto de 2010

Los Padres Salesianos «Instituto Marciano Tinajero y Estrada»

San Juan Bosco Beatificado el 2 de junio de 1929 Canonizado el 1 de abril de 1934 Los primeros años y finalmente sacerdocio Juan Bosco nació en Castelnuovo d’Asti el 16 de agosto de 1815 en una familia de campesinos. Su padre, Francisco Bosco, murió cuando Juan tenía solamente dos años, y Margarita Occhiena se encontró sola criando a Antonio, José y Juan. Con una bondad firme y una fe infinita, Margarita, sabia educadora como lo era, convirtió su familia en una iglesia casera. Desde niño, Juan empezó a sentir el deseo de ser sacerdote. Contó que a los nueve años había tenido un sueño que le reveló su misión: Una mujer resplandeciente como el sol le dijo «Hazte humilde, fuerte y robusto y lo que tú ves que les sucede a estos lobos que se convierten en corderos, tú lo harás por mis niños. Yo seré tu maestra. Con el tiempo tú comprenderás».

Siendo todavía un muchacho, Juan empezó a hacer trucos mágicos para sus amigos, aprendidos con gran esfuerzo y alternaba esto con su trabajo y su oración. El anciano Fr. Calosso lo inició en sus estudios para el sacerdocio, estudios que le costaron esfuerzo, a tal punto que tuvo que dejar su hogar por la oposición de su hermano Antonio, quien quería que Juan trabajara en el campo. Como seminarista en Chieri, tuvo la idea de la Sociedad Jovial, que reunía a chicos de toda la ciudad.



En junio de 1841 fue ordenado sacerdote. Su director espiritual, Fr. Cafasso, le aconsejó que completara sus estudios en el Instituto Eclesiástico. Mientras tanto, Don Bosco reunió a los primeros chicos alrededor suyo y organizó un oratorio festivo, inicialmente itinerante, pero luego establecido en Valdocco. Margarita, a la fecha anciana, aceptó ir a Turín a ayudarlo, convirtiéndose en «Mamá Margarita! para los chicos. Sistema preventivo Don Bosco empezó por darles un lugar a chicos sin hogar. Les enseñó a trabajar y a amar al Señor; cantaba, jugaba y rezaba con ellos. Con los primeros chicos vinieron los primeros ayudantes. De esta forma desarrolló su famoso método educativo, el Sistema Preventivo. «Estén con los chicos, prevengan el pecado a través de la razón, la religión y la bondad amorosa. Convertíos en santos y educadores de santos. Nuestros chicos deben saber que son amados».

Los primeros colaboradores, con el tiempo y con la ayuda del Papa Pió IX, se convirtieron en una Congregación dedicada a la salvación de los jóvenes, luchando contra todas las formas de pobreza y tomando como propio el lema: «Dadme almas, sácame todo lo demás». El joven Domingo Savio es el primer fruto del Sistema Preventivo. María Auxiliadora, que siempre apoyó a Don Bosco en su trabajo, le obtuvo muchas gracias, algunas hasta extraordinarias, así como también los fondos necesarios para sus empresas. Ella lo ayudó a construir la Basílica que lleva su nombre.

Hermanas Salesianas y Cooperadores Salesianos Con la ayuda de santa María Dominga Mazzarello, él fundó el Instituto de Hijas de María Auxiliadora. Con benefactores y laicos comprometidos, les dio vida a los Cooperadores Salesianos. A los 72 años, el 31 de enero de 1888, Don Bosco murió, exhausto por su trabajo. Hoy la Familia Salesiana se encuentra en todo el mundo. En el centenario de su muerte, el Papa Juan Pablo II lo declaró «Padre y Maestro de la Juventud».

Este 2 de diciembre de 2010 se celebrarán los 118 años de la llegada de los primeros Salesianos enviados por don Rúa a México en 1892: P. Ángel Piccono, P. Rafael Pipperni, P. Simón Visentainer, el Señor Agustín Osella (Clérigo) y el Salesiano Coadjutor Pedro Tagliaferri, fueron recibidos por Don Ángel Lascuráin. Llegaron vestido de civiles (estaba prohibido en México usar sotana), iniciaron así, la aventura salesiana en México donde la “poca política y la mucha administración” heredadas del porfiriato definían un país con poco desarrollo social y con rumbo a una revolución. Los Salesianos llegan como una opción de vida eclesial, laboriosa identificada con los que menos tienen. Esta es una fecha afortunada que todos debemos recordar. (ver. Boletín Salesiano n. 523, año XLIII, diciembre de 1992)




Salieron de Turín el 19 de octubre y llegaron al Puerto de Veracruz el 1 de diciembre; tocaron tierra mexicana en Progreso, Yucatán, y finalmente entraron a la ciudad de México el 2 de diciembre de 1892. En la calle Alameda de Santa María No. 2705, en le Colonia de Santa María, se creó un internado para comenzar sus trabajos. El arzobispo Próspero María Alarcón, fue el más grande bienhechor de los Salesianos en los primeros años. El Colegio Salesiano en Santa Julia, en el DF, fue su siguiente obra. Don Eduardo Zozaya y su hermana Doña Julia de Escalante regalaron el terreno y la primera piedra se puso el 29 de enero de 1893. El 19 de marzo de 1897 se bendijo la primera piedra del Templo de María Auxiliadora.

Desde que estuvo como Director de la Escuela de Artes y Oficios, uno de sus ideales del M. I. Sr. Obispo Marciano Tinajero era la obra de Don Bosco; anhelaba lo mismo muchos sacerdotes y seglares desde hace varios años y elevaban a Dios oraciones para que se establecieran en nuestra Diócesis los Padres Salesianos. Una vez como Obispo contando con los medios necesarios y después de grandes dificultades lo consiguió. El 26 de marzo de 1956, Lunes Santo, se puso la primera piedra del edificio en que los Padre Salesianos establecerán sus obras consistentes en Oratorios Festivos, Escuelas (primaria y secundaria) y Talleres y fundaran un Instituto, contando con la presencia del Rector Mayor de la gran familia salesiana, Quinto Sucesor de San Juan Bosco, heredero de sus esclarecidas virtudes el Rvmo. Padre Don Renato Ziggiotti, cuya visita fue un verdadero acontecimiento para la ciudad.




En lo que fue Panteón del Espíritu Santo se levantaba un tablado. El Excmo. Sr. Obispo Diocesano, el P. Ziggiotti, y su comitiva de sacerdotes subieron a él. El Ilmo. y Rvmo. Sr. Provicano General Arc. Dr. D. Salvador Septién dio la bienvenida oficial al ilustre Quinto Sucesor de Don Bosco. Después el M. l. Sr. Canónigo D. Cesáreo Munguía leyó el acta que se depositó de la primera piedra, acta que firmaron todos los sacerdotes presentes y algunos seglares connotados. Se rezó en seguida la letanía de los santos y el Excelentísimo Sr. Obispo dio la bendición ritual a la primera piedra que enseguida colocó en su lugar el M. R. P. Ziggiotti, en medio del júbilo y aclamaciones de la multitud. La Obras Salesiana fue bautizado con el nombre del Ilmo. Sr. Obispo «Colegio Marciano Tinajero» (Salesiano), este centro escolar construido sobre el antiguo Panteón del Espíritu Santo, y cuyo proyecto original contemplaba la finalidad de que fuera espacio educativo para los niños y jóvenes sobre todo los hijos de los obreros. Esta fundación fue posible gracias a la excelente colaboración del M. l. Sr. Obispo D. Marciano Tinajero y Estrada y al Señor Don Manuel M. Urquiza. El M. I. Sr. Obispo donó a los PP. Salesianos el terreno para la construcción. El Templo de Santa Rosa de Viterbo fue encomendado a los Padres Salesianos por el M. I. Sr. Tinajero para apoyar su naciente Colegio.

Tiempo después se inicia la experiencia del Aspirantado para Salesianos Coadjutores juntamente con una Escuela Técnica en «El Pueblito» Querétaro (1981). Teniendo como patrono a San José. El entonces Excmo. Sr. Obispo de Querétaro D. Alfonso Toriz Cobián el 13 de septiembre de 1982 da su aprobación y autorización para esta obra. Queda erigida canónicamente hasta 1985. Y que fue cerrado 10 años después.




Una vez consolidado el Colegio Salesiano «Marciano Tinajero y Estrada», cumplida la finalidad de la encomienda, el 25 de noviembre de 1992, el Excmo. Sr. Obispo D. Mario De Gasperín, por medio del Vicario Episcopal para la Vida Consagrada Pbro. Javier Martínez Osornio, solicito al M.R.P. Javier Altamirano, Superior Provincial de los Salesianos en México la restitución del Templo de Santa Rosa de Viterbo según los procedimientos normales dentro de la Iglesia Católica para ser atendido por un sacerdote diocesano. El 24 de septiembre de 1996, los padres Salesianos hicieron la entrega del Templo a la Diócesis de Querétaro.


«Verbum Vobiscum»
«Comunión Querétaro» 22 de agosto de 2010 No. 653

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